La Policía Local ha detenido a un motorista que hacía carreras ilegales y caballitos tras una persecución entre Caimari y Selva. El joven, de 23 años, está acusado de un delito de conducción temeraria. Los hechos tuvieron lugar alrededor de las seis de la tarde del pasado lunes 18 de noviembre, según han informado fuentes del cuerpo policial a este periódico.
Una patrulla de la Policía Local oyó que una moto de cross hacía mucho ruido y se dirigió a dar el alto al motorista, que se encontraba en la carretera principal, que une Caimari y Selva. Una vez en el lugar, los agentes observaron que el piloto de la moto, que no llevaba matrícula, estaba haciendo carreras ilegales y ‘caballitos’.
Cuando le dieron el alto, el joven huyó a gran velocidad en dirección a Selva. El cuentakilómetros coche de la Policía Local, según las mismas fuentes, marcaba 110 kilómetros por hora en una carretera de 80. El motorista se introdujo en contra dirección en el Camí del Cementeri de Selva, de un solo sentido, y después accedió al pueblo para continuar con la huida.
La Policía Local de Selva llevaba las sirenas puestas y los rotativos luminosos encendidos para que los ciudadanos se apartaran. El joven, una vez en la plaza, circuló por la zona de los bares, cuyas terrazas estaban repletas de clientes. Un hombre, explican fuentes policiales, tuvo que tirarse al suelo para coger a su hijo y evitar que el motorista lo arrollara.
La fuga continuó por la calle de Ses Escoles en contra dirección y la Policía Local lo perdió. Los agentes, sin embargo, encontraron su teléfono móvil en la carretera principal y descubrieron que utilizaba un programa para calcular la velocidad de la moto.
Los investigadores, tras una serie de gestiones, consiguieron identificar al piloto y lo detuvieron. El joven confesó que se dio a la fuga porque la moto, de 49 centímetros cúbicos, era de un amigo suyo y estaba trucada.