Guerra abierta entre buena parte de la plantilla de la Policía Local de Capdepera y el nuevo inspector jefe, Sebastià Morey. El origen de esta encarnizada relación, según los agentes denunciantes, se debe a varios motivos.
Nada más llegar y tomar posesión de su cargo, el máximo responsable decidió disolver la unidad de playas y en su lugar destinó a varios policías a las playas por el mero hecho de haber sido los últimos en incorporarse a la plantilla, haciéndoles caminar por las playas del término con pantalones largos, ropa oscura y botas, cuando la uniformidad de esa unidad siempre ha sido con pantalones cortos, polo blanco y deportivas. Consideran que es del todo discriminatorio, ya que estos últimos policías son los que menos cobran y no han tenido derecho a percibir el plus de la unidad de playas aprobado en el convenio, tal y como se ha hecho durante años.
Otro de los puntos de conflicto son las «falsas promesas al confirmar el equipo de Gobierno que a finales de este año el nuevo cuartel ya estaría construido, cuando a día de hoy las obras ni han empezado». Los agentes afirman que las instalaciones resultan peligrosas, tienen cableado suelto, fugas de agua, ratas y los vehículos policiales no dan más de así, pero sí que han encontrado dinero para gastar 10.000 euros, aproximadamente, en trajes de gala para la diada y 30.000 euros, aproximadamente, en un nuevo coche para uso exclusivo del inspector jefe.
Pero sin duda alguna, el anuncio de una convocatoria de oficial y subinspector de promoción externa ha hecho estallar cualquier tipo de acercamiento al entender que se trata de un hecho totalmente descartado por la mayoría de municipios de las Islas. «Se trata de una maniobra del jefe para crear un grupo de policías afines llegados desde fuera», concluyen.
Por su parte, el equipo de Gobierno se ha visto en medio de una guerra de difícil solución que mantiene dividida a la plantilla.