Los vecinos y comerciantes de Porto Cristo continúan trabajando en reparar los daños que dejaron las inundaciones registradas este lunes de madrugada. Un día después de lo ocurrido, la calma comienza a establecerse poco a poco de nuevo en este núcleo turístico de Manacor, aunque todavía queda mucho por hacer para volver a la normalidad. Los restauradores mantienen la esperanza de poder seguir facturando antes de acabar la temporada.
Uno de los locales que más perjudicados se han visto es en el que trabaja Xisca Sansó, que desde primera hora de este martes ya estaba en el restaurante limpiando el barro que ha dejado el desbordamiento de este canal de agua. «Cuando abrimos estaba lleno de 'natilla de chocolate', como le digo yo. En cuanto a los daños que hemos sufrido, estamos esperando a que los técnicos nos den respuesta. Todo quedó totalmente embarrado, habrá que empezar de nuevo y esperar el susto de la factura», relata la perjudicada.
No obstante, la afectada mantiene la esperanza en poder abrir pronto y terminar la temporada con normalidad. «Entre hoy y mañana terminaremos de limpiar, por lo que esperamos poder abrir el viernes y acabar la temporada», concluye la mujer.
Los propietarios de los vehículos que se encontraban estacionados en las inmediaciones del torrente, se han acercado a lo largo de esta mañana con las grúas de las aseguradoras. Benjamín, uno de los perjudicados, ha asegurado que su coche se ha salvado de milagro. «Llovía mucho y tenía mi coche aparcado al final de la explanada. El nivel del agua estaba muy alto, menos mal de los respiraderos», explica el dueño del vehículo, que ha quedado lleno de barro en su interior.
Asimismo, ha comentado: «Hasta ahora ha funcionado, espero que aquí una hora también, porque nos vamos a dar una vuelta en familia. No obstante, ha añadido que ha sentido miedo, ya que su coche es un componente más de la familia. «Tenía miedo, este coche es cómo un hijo, lo hemos llevado hasta el Sahara», ha manifestado Benjamín, que a pesar del susto, ha asegurado: «Seguiré aparcando aquí el coche, pero no los días de lluvia», concluye el perjudicado.