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«Al ver a la Guardia Civil les dije ‘me habéis salvado la vida, me han pegado muchísimo’»

Jose María, el taxista apalizado por tres policías alemanes en Petra, rememora para Ultima Hora lo sucedido el pasado agosto

José María, la víctima de la paliza, atendió ayer a Ultima Hora en el despacho de su abogado. | Isaac Hernández Rubio

| Palma |

Reconoce que aún tiene pesadillas. Y no es para menos. «Pensaba que no salía de allí. Yo antes era feliz y ahora mírame cómo estoy», explica. Una psicóloga y una dura rehabilitación le ayudan a recuperarse, tanto mental como físicamente. La madrugada del 20 agosto José María, un taxista de Palma de 71 años, creyó que iba a morir. Recibió una paliza de unos turistas alemanes, que resultaron ser policías, porque estos creyeron que le había robado el móvil durante el trayecto desde la Playa de Palma a Petra, donde estaban alojados los germanos. Estuvo dos semanas ingresado con un brazo y dos costillas rotas, además de decenas de contusiones por todo el cuerpo. Casi pierde un ojo. Ahora, dos meses después de la brutal agresión, concede a Ultima Hora, acompañado de su abogado, Mateo Cañellas, su primera entrevista fuera del hospital.

El paso del tiempo no le ha hecho olvidar, ni mucho menos, lo sucedido. Ni tampoco perdonar. «No aceptaría el perdón de ninguna manera», señala. Hace unos días recordó a la jueza de Manacor que instruye el caso el calvario que sufrió aquella noche. «Los recogí a los tres en Platja de Palma y fuimos a un agroturismo de Petra. Al parar y bajarse del taxi uno de ellos notó que le faltaba el móvil y me echaron en cara que se lo había robado. Les dije que no sabía nada del teléfono y poco después empezó una lluvia de golpes por todo el cuerpo. Al mismo tiempo que me daban la paliza se burlaban», relata. Se ofreció a llamar a la policía para intentar esclarecer lo del móvil y los que parecían unos simples turistas le contestaron «nosotros somos la policía» y le pusieron en la cara algo que parecía una placa. Esto le marcó. «Es increíble que siendo agentes se comporten de esta manera», subraya. José María señala a uno de los agresores como «el jefe». Este era quien daba las órdenes a los otros. Las indicaciones eran golpearle cada vez más fuerte hasta que apareciera el terminal.

Al final el terminal lo tenía uno de los agresores guardados, que no se acordaba de ello. En un momento en el que los germanos pararon de pegarle, la víctima aprovechó para llamar al 112 y explicarle de manera muy rápida lo que sucedía. Eso pudo salvarle la vida. Un rato después llegó una patrulla de la Guardia Civil. «Al verlos les dije ‘me habéis salvado la vida, me han pegado muchísimo’», recuerda. En ese momento los agresores le ofrecieron dinero. «Creían que así arreglarían lo que me acababan de hacer».

La víctima junto a su abogado, Mateo Cañellas, durante la entrevista.

Una ambulancia lo trasladó al hospital de Manacor. Allí quedó ingresado. Luego fue evacuado a Son Llàtzer y acabó en la mutua. En total, casi dos semanas en cama. Y tras esto, una dura y constante rehabilitación hasta poder recuperar la normalidad. «De momento mi mujer me ayuda en casi todo, puedo hacer muy pocas cosas solo», lamenta.

Los tres germanos imputados, que siguen como agentes en la localidad de Essen, serán citados a declarar próximamente por el juzgado de Manacor que investiga los hechos.

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