Bao Li recibió una única y mortal puñalada junto a la cocina de su casa, delante de sus tres sobrinos y de su hermana, que presenciaron horrorizados cómo el hermano mayor blandía un cuchillo y se lo clavaba en el costado. Eran aproximadamente las 9.45 horas del 31 de agosto de 2002 y el escenario del crimen fue un segundo piso del número 13 de la calle Socorro, en pleno 'barrio chino' de Palma, justo enfrente del colegio de Sant Agustí. Minutos antes Bao Li y su hermano Zuoliang Li , de 31 y 40 años respectivamente, entablaron una violenta discusión por un asunto trivial. Esta es la crónica de un homicidio que se saldó con una pena mínima.
Los familiares intentaron mediar en la riña, pero el hermano mayor se fue ofuscando y cuando Bao Li se disponía a salir de la cocina le asestó la cuchillada fatal. Los testigos presenciales tuvieron un ataque de histeria y los gritos colectivos alarmaron a los vecinos de la finca de tres alturas, que llamaron a la policía.
En pocos minutos varias dotaciones del Cuerpo Nacional de Policía y la Policía Local llegaron a la calle Socorro y se encontraron a la víctima tendida en la acera, agonizando. Sus familiares le habían bajado del piso prácticamente en volandas y sollozaban junto a él, al tiempo que proferían palabras y alaridos ininteligibles para los agentes.
Los servicios sanitarios intentaron reanimar a la víctima y durante más de media hora varios médicos le practicaron masajes cardíacos y otras técnicas de reanimación, ante la mirada expectante de un número creciente de curiosos que se iba acumulando a ambos lados de la calle. El agresor fue interceptado en las cercanías del domicilio y quedó custodiado en el interior de un coche «Z», frente a la iglesia del Socorro. El asiático se encontraba muy desconcertado, pero no ofreció resistencia.
Su hermano, finalmente, falleció y el Grupo de Homicidios procedió a acordonar la calle y subió al escenario del crimen, a fin de realizar una minuciosa inspección ocular que se prolongó de las diez de la mañana a las 13.00 horas. Los testigos presenciales, que seguían en estado de shock, fueron trasladados hasta la Jefatura para prestar declaración.
La autopsia se practicó dos días después. Los dos médicos que estudiaron el cuerpo de la víctima comprobaron que Bao Li murió al sufrir una puñalada a la altura del ventrículo del corazón, que le provocó que se desangrara y muriera casi al instante al padecer un shock hipovolémico, según confirmaron fuentes próximas al caso. El cadáver de la víctima no presentaba ningún tipo de señales de defensa. A pesar de ello, la policía concluyó que se trata de un homicidio y no de un asesinato.
Los agentes también han comprobado que mientras la víctima bajaba a la calle y moría desangrado, varios de estos familiares se dedicaron a limpiar las manchas de sangre que había en el pasillo de la vivienda de la calle Socorro. El detenido fue encarcelado y reconoció la autoría de la puñalada.
A finales de diciembre de 2003, el juez Francisco Javier Mulet, que presidió el juicio, le impuso una pena de un año y cuatro meses de prisión. El jurado popular exculpó a Zuoliang Li del delito de asesinato que le imputó el fiscal, que reclamaba una condena de trece años de prisión, y le condenó por un delito de homicidio por imprudencia. Quedó demostrado, pues, que no tenía intención de matar a su hermano. Y que sufrió un arrebato que tuvo consecuencias fatales para Bao Li.