El miedo a quien fue su marido, un ex agente de la Policía Local de Son Servera, ha hecho que la víctima declare por videoconferencia dentro de la misma Audiencia de Palma. Con la voz entrecortada ha recordado el episodio que vivió el 8 de marzo de 2018 y que casi le cuesta la vida. «Me llevó al cuarto, me tiró a la cama y empezó a apretarme el fular que llevaba al cuello. Le dije que me estaba asfixiando y él seguía tirando más fuerte», ha explicado la víctima, asistida por el abogado Miquel Fiol. La Fiscalía solicita para el acusado, en activo cuando ocurrieron los hechos pero ya jubilado, diez años de cárcel por tentativa de homicidio. El procesado declarará en último lugar en la sesión del miércoles.
Los hechos tuvieron lugar en el domicilio donde residían el policía, de 59 años, y su mujer. Ambos habían regresado de una comida. Y al cruzar la puerta de la vivienda empezó el infierno para la víctima. «Me dijo que mis amigas eran unas putas y que no saliera con ellas más. Discutimos unos segundos y me metió en el baño. Allí me empezó a dar manotazos. Estaba fuera de sí, tiró de una estantería botes de perfume y se rompieron todos», relató.
Poco después la agresión se trasladó al dormitorio. «No paraba de repetirme que no valía para nada. Y allí me cogió del fular, me apretó con fuerza y me tiró a la cama. Yo le suplicaba que me dejara, que me estaba asfixiando, pero él seguía tirando más fuerte», apuntó la mujer. Poco después de esto pudo zafarse, pero el expolicía le dio alcance y el ataque continuó donde empezó: en el baño. «Me pegó contra la pared y me dio un cabezazo. Después sacó una navaja del bolsillo y me la clavó en la mano. No paraba de repetirme que se iba a la cárcel pero que tenía que hacerlo», sostuvo.
Una amiga de la víctima, que ha declarado como testigo, explicó que poco después de suceder los hechos, y sin que ella aún supiera nada, el acusado se presentó en su casa buscando a la mujer. «Vino, muy nervioso, y empezó a tocarme el timbre. Chillaba que dónde estaba ella. Me llegó a decir que me iba a llevar para adelante a mí y a mi familia». Esta recordó que el procesado controlaba a su mujer.
Un agente de la Guardia Civil que participó en el arresto relató al Tribunal de la sección segunda que al acudir avisados por el hospital a entrevistarse con la víctima esta presentaba lesiones en manos y en el cuello «como si la hubieran estrangulado». Asimismo también explicó los entresijos del arresto del, por aquel entonces sospechoso. «Hablamos con sus compañeros de la Policía Local de Son Servera y nos dijeron que si había bebido no sabían cómo iba a reaccionar», dijo. También que a su nombre tenía unas cuatro o cinco armas y temían que «nos recibiera con ellas al ir a por él», aclaró. Finalmente el varón se entregó en el cuartel.
El juicio continuará y quedará visto para sentencia el próximo miércoles. Para ese día está fijada la declaración del acusado, que dará su versión en último lugar, tras escuchar a todos los testigos.