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La venganza contra Esteban, el indigente degollado en una casa okupa de Es Secar de la Real

En 2015, un 'sin techo' acabó con la vida de otro marginado y después hizo creer a sus amigos que había matado un cordero

El joven fue degollado en marzo de 2015 en esta antigua 'possessió' okupada de Secar de la Real. | Ultima Hora

| Palma |

En la madrugada del 27 de marzo de 2015 un indigente con un amplio historial delictivo decidió cobrarse venganza y degolló a Esteban Gallego Bertoni, otro 'sin techo' que frecuentaba una 'possessió' mallorquina okupada, en la barriada de Secar de la Real. Juan R.T., el asesino, intentó confundir a los otros okupas que vivían en la casa y les aseguró que la sangre que habían encontrado era de un cordero que acababa de matar. Esta es la crónica de un crimen que se saldó con un veredicto de culpabilidad y una condena de diez años de cárcel.

Juan, de 50 años, era un personaje muy conocido por la Policía Nacional. Violento y pendenciero, contaba con un historial delictivo kilométrico. Aparcaba coches en un descampado de Ocimax, frente a los cines, y bebía alcohol de forma compulsiva, día y noche. Antes del crimen, tuvo un serio altercado con Esteban, que a sus 24 años era más fuerte y joven que él. Y salió herido de la pelea. Juró venganza, y esperó pacientemente a que llegara el día.

El 27 de marzo, a la una y diez minutos de la madrugada, Esteban escribió un WhatsApp a su padre. Luego se despidió de un amigo con un 'bona nit'. La agresión llegó después. Juan, aún resentido por la pelea perdida, se abalanzó sobre él con un cuchillo y le apuñaló en el tórax. Después, cuando el joven estaba en el suelo, se reclinó sobre él y lo degolló salvajemente.

El Grupo de Homicidios y la Policía Científica, en el casa abandonada de Secar de la Real, examinando la escena del crimen.

Luego, cargó el cuerpo en un carrito de supermercado y lo transportó fuera de la casa de la calle Joan Mascaró i Fornés. Antes de abandonar el cadáver entre las hierbas, se apoderó de su teléfono móvil. Esa noche y la mañana siguiente Juan disimuló ante la docena de okupas que vivían allí: "La sangre es de un cordero que he matado", les contó, cuando los indigentes se extrañaron por los restos de sangre que había en la casa.

Pero horas después, dos de ellos se toparon con el cuerpo degollado de Esteban y corrieron a la carretera principal, en busca de ayuda. Justo en ese momento circulaba por allí un coche de la Policía Local de Palma, cuyo agente se detuvo bruscamente y escuchó el relato de los dos marginados, que estaban muy alterados: "El asesino está encerrado en un cobertizo y no quiere salir", añadieron.

La habitación donde se encerró el asesino antes de su detención.

El agente pidió ayuda y siguió a los testigos por un camino, entre matorrales y basuras. Tras ver el cadáver, se dirigió hasta donde estaba encerrado el sospechoso. Juan Estaba tendido en una cama y no reaccionaba. La puerta estaba atrancada. Pero cuando llegaron refuerzos tiraron la puerta abajo y lo detuvieron. "Este no se reirá más de mí", espetó.

El homicida quedó detenido y confesó el crimen. Aseguró que había bebido una botella de Whisky y perdió el control. Tras su relato, pasó a disposición judicial y después ingresó en prisión, a la espera del juicio que llegó en mayo de 2017.

Juan R.T., el asesino confeso de Secar de la Real.

Un jurado popular lo declaró culpable en la Audiencia de Palma y después la jueza Ana Cameselle dictó una condena de diez años de prisión para él, por un delito de homicidio. Juan permaneció en silencio, inalterable. Cuando le llegó el turno de la última palabra tampoco quiso decir nada. Ya había consumado su venganza. Poco más tenía que añadir.

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