Han pasado casi 13 años y la pista de Miguel Pellicer Sanmartí se ha perdido posiblemente para siempre. Este vecino de Algaida, de 65 años, desapareció de forma misteriosa tras una pelea en la finca donde vivía. La Guardia Civil, tras una laboriosa investigación, detuvo al dueño de la propiedad y a un inmigrante ilegal que le ayudaba en las labores domésticas. Sin embargo, el cuerpo de Pellicer nunca apareció y el caso no pudo ser esclarecido. Esta es la crónica de una inquietante desaparición que sigue abierta en los archivos policiales.
El 26 de julio de 2011, el hijo de la víctima acudió a los investigadores porque hacía días que no tenía noticias de su padre. Pellicer atravesaba por serios problemas económicos y había sido acogido en la finca de un amigo en las afueras de Algaida, en el Camí de Son Pujol. Al principio, pagaba un alquiler, pero después la situación se complicó y el dueño quiso que se fuera de aquella propiedad. Luego, nada más se supo de inquilino.
La Policía Judicial de la Guardia Civil se hizo cargo de la investigación y desde el primer momento descubrió que se trataba de una desaparición forzada. En las dependencias que ocupaba apareció su teléfono móvil, documentación, cartilla bancaria y la ropa. Era imposible que se hubiera marchado dejando todo aquello en la finca. Además, se hallaron evidencias claras de que se había registrado una pelea violenta allí.
En febrero de 2012, la Guardia Civil tomó la iniciativa y arrestó a los dos principales sospechosos. El principal acusado de la desaparición de Miguel Pellicer era el empresario que le dejaba vivir en una finca de su propiedad a cambio de que la cuidara. Un boliviano ilegal que trabajaba también para el industrial fue el otro arrestado.
La Policía Judicial de la Guardia Civil no encontró pruebas inculpatorias en los registros realizados en los domicilios de los dos acusados. El Grupo de Personas llevaba días volcado en la resolución del caso y los investigadores decidieron apurar el plazo legal de 72 horas privados de libertad para los dos detenidos. José Luis H.B., de 61, y Gari Newman M.R., de 34, fueron puestos a disposición judicial en el juzgado de guardia en Vía Alemania y quedaron en libertad.
El primero era un empresario que se había dado de alta como tal hacía unas semanas, aunque la Benemérita tiene constancia de que llevaba mucho tiempo dedicado al negocio de la limpieza de piscinas. El boliviano, por su parte, se encontraba ilegalmente en España y trabajaba para José Luis.
Pellicer hacía años que conocía al empresario y éste le dejaba vivir en su casa de Algaida a cambio de que la cuidara y realizara algunos trabajos de mantenimiento. Cuando la Policía Judicial registró la finca, encontró signos claros de una pelea, que coincidiría con la desaparición del sexagenario.
En un primer momento parece ser que los acusados clamaron por su inocencia, aunque después se negaron a realizar más declaraciones. En Algaida, el caso fue seguido con gran interés por los vecinos. La finca de Pellicer fue registrada en numerosas ocasiones, sobre todo los pozos y aljibes de los alrededores, pero no se halló ni el menor indicio del varón.
Ahora, casi trece años después, la Benemérita tiene muy claro que Pellicer fue atacado y que los agresores se deshicieron del cuerpo, posiblemente en una furgoneta que en su día también fue inspeccionada. Sin embargo, un indicio nuevo o una pista inédita podría dar un vuelco a la investigación. De hecho, los agentes cuentan ahora con tecnología que en 2011 era impensable.