Armando y Álvaro, dos amigos cubanos afincados desde hace años en la Isla, decidieron en su día libre, el jueves, ir al Medusa Beach. Siempre les había llamado la atención el local. Subieron a la terraza y pidieron una mesa cerca de la cristalera, pero estaba reservada. Era para un grupo de holandeses. «Por eso creo que nos salvamos. Nos sentamos unas mesas más atrás. Vimos cómo caían todos abajo», relata a Ultima Hora el testigo.
Los jóvenes, que trabajan como camareros en Calvià, creen que hicieron la última foto de las dos germanas que fallecieron en el trágico accidente. «Nos pidieron una foto un grupo de turistas que había allí, estaban todos muy contentos y mira cómo acabaron», explica. Unos minutos después llegó el caos.
Los testigos se lamentan de no haber podido ayudar a salvar la vida a nadie. «Por instinto intentamos sacar a la gente de debajo de los escombros, pero no pudimos. Los bloques pesaban mucho y era imposible moverlos», rememora.