Jesús Molina fue detenido el pasado miércoles por parte de los agentes de la Policía Nacional por poner un candado en la valla de un solar abandonado desde hace 18 años en Palma. Este señor de 72 años que vive en la calle Manacor ha denunciado en varias ocasiones que «vive un infierno con los okupas» que viven en el solar que tiene pegado a su vivienda. «Es un terreno propiedad de la Sareb y parece que el criminal soy yo, me siento muy desprotegido, parece que tienen más derechos que el resto», comentó a este periódico.
A su vez, en todo momento quiso aclarar que su lucha no es contra el hombre que residía en este lugar, sino ayudar al barrio. «Yo quiero ayudarle, me incomoda tenerlo aquí, pero mi intención es poder echarle una mano. Puse el candado porque se fue y estuvo unos días sin pasar por aquí y no quería que entrase otro», matizó. Además, puso la llave del candado a disposición de las autoridades. «Acudí al Consistorio a informar de que había cerrado la valla y que podían venir en cualquier momento, no lo hice a escondidas», insistió a las puertas del solar. Su experiencia en los calabozos fue traumática. «No esperaba vivir algo así nunca, la suciedad que hay ahí dentro, la inmundicia que se respira, horrible fue una sensación horrible», afirmó.
Tras su detención, se mostró claramente indignado por el trato ofrecido por parte de las autoridades pertinentes. «No entiendo porque me detuvieron, le dije que le iba a denunciar porque consideraba que la decisión era arbitraria. El policía me dijo que abriese al candado para que pudiese entrar el okupa, que iba borracho, y me negué», manifestó.
También aclaró que va a seguir dando lucha durante los próximos meses hasta poder convertir el barrio de Pere Garau en una zona segura. «Está claro que no quiero que haya okupas, estoy cansado de toda esta situación. He estado noches sin dormir por las fiestas que se montan en este solar y tengo cierta edad. Eso sí, voy a seguir luchando por mis intereses», siguió.
En estos momentos, el okupa que está habitando el solar ha puesto un candado para evitar que entren nuevas personas en el recinto. «Lo puso ayer, con una cadena, pero es verdad que no sirve de nada porque no tiene llave y tampoco tiene dinero para comprar uno nuevo. Me lo ha pedido a mi, imagínate», respondió Jesús. «A él no se lo harán quitar, seguro», ironizó.
Por otro lado, la figura de Jesús ha crecido en el barrio, llegando a catalogarle como «el héroe de la calle Manacor», declaró un vecino. A lo largo de la entrevista, varios residentes de la zona le mostraron su apoyo en todo momento. Uno de ellos, le dijo que «en el bar se montan corrillos para mostar tu apoyo, queremos crear una asociación de vecinos para ayudarle». En el mismo sentido, otro de los vecinos que se acercó a su figura aseguró que, «Al final lo justos pagan por los pecadores. Lleva mucho tiempo intentando solucionar esto y en Ajuntament no quiere hacer nada», finalizó indignado.