Magaluf, a pesar del evidente influjo durante décadas del turismo, aún sigue conservando algunas zonas en las que se respira ambiente de pueblo, aunque no lo parezca. Y la avenida Pere Vaquer Ramis y alrededores son algunas de ellas. La muerte de Ángel H. «el cocinero del Santa Lucía», hotel donde trabajó durante décadas el fallecido, ha provocado una gran conmoción en el núcleo turístico de Calvià.
En una de las aceras cerca del edificio Marbella, donde ha ocurrido la tragedia, entre souvenirs, restaurantes y un salón de juegos, un residente comentaba lo sucedido con una mujer. «Yo vivo en el cuarto piso y él en el tercero. Nos conocíamos desde hace más de 30 años. No sé qué le ha podido pasar, llevaba una vida muy normal», apuntaba a este diario el varón. Y añadía que «ayer mismo» le había llamado por teléfono para ver si ya había venido de viaje, rememora el vecino. Una mujer que regenta una peluquería allí mismo también conocía a Ángel. «De toda la vida. Era muy amable. Pasaba por delante del local cuando iba a hacer la compra y siempre me decía si quería algo», sostiene.
Uno de los puntos clave de reunión de los residentes de toda la vida es el Bar Cupido, de la calle Galeón, a apenas 200 metros de la calle Pere Vaquer Ramis. Allí, tras conocerse la noticia, no se hablaba de otra cosa. «Es una pena. Se le veía siempre contento. Era un hombre muy agradable», se lamentaba uno de los clientes.