Abla (Almería) ha despedido este miércoles a Elisa y Larisa, las niñas de 2 y 4 años envenenadas el pasado domingo con pesticida por su padre, un hombre de 35 años que se suicidó después por la ingesta del mismo producto en un cortijo de Alboloduy (Almería).
A las 10.30 horas la iglesia parroquial de Abla ha acogido el funeral de las menores tras el velatorio que comenzó este martes por la tarde, una vez que el Instituto de Medicina Legal (IML) de Almería autorizó el traslado de los cuerpos al finalizar la autopsia, que confirmó que murieron sobre las 9:30 horas del domingo por «intoxicación por pesticida».
El alcalde, Javier Sánchez, recordó a los medios que el Ayuntamiento ha habilitado dos cuentas corrientes para que los vecinos pudieran aportar para los gastos del sepelio y ya se han recaudado unos 3.000 euros. «Nosotros nos ocupamos del traslado desde el IML, nos pusimos en contacto con el tanatorio y con la funeraria local», ha dicho.
«Nos hemos ocupado económicamente de todo. Hemos procurado un nicho e incluso la madre ha elegido la ubicación que quería. Deseaba que, si era posible, sus dos hijas se enterraran y estuvieran juntas en un mismo nicho», ha explicado. Ha indicado que ha informado a otros alcaldes de la comarca por si sus vecinos también colaboran para paliar el dolor de Alina, la joven de 23 años que ha perdido a sus hijas Elisa y Larisa, tanto ahora como en un futuro «inmediato» que «va a ser durísimo». Ha reiterado que tendrá todo el apoyo económico suficiente y el compromiso del Ayuntamiento y de los ciudadanos de Abla: «Somos muy generosos para eso, y Alina mientras esté Abla, va a estar atendida como se merece», ha incidido.
El regidor ha informado de que el entierro tendrá lugar a las 16:00 horas, pero ha insistido en que Alina «ha pedido intimidad». Minuto de silencio En paralelo, en la Subdelegación del Gobierno de Almería se ha convocado un minuto de silencio en memoria de las dos menores asesinadas, un acto en el que el subdelegado, José María Martín, ha mostrado la «más firme condena y rechazo» de la sociedad a la violencia machista, en este caso «expresada en una de las manifestaciones más crueles que se pueden imaginar».
Ha lamentado este caso de violencia vicaria en el que el padre ha causado a la madre «el máximo dolor, un dolor desgarrador, difícil de imaginar», y ha mostrado su apoyo y solidaridad a Alina, a la que ha ofrecido además la colaboración del Gobierno en «lo que sea necesario para afrontar estos duros momentos». Martín ha confirmado que el caso no está cerrado y la investigación sigue su curso.