Frank, un vecino de sa Pobla, aún no se cree lo que le ocurrió la tarde del miércoles de la semana pasada a su familia en su propia casa. Su hija de 12 años se encontraba haciendo los deberes en el salón. Su mujer en el baño y él descansando en la cama con un fuerte dolor de cabeza. De repente los gritos de las dos le sobresaltaron: había un ladrón en la cocina.
El hombre salió de la habitación y pudo agarrar al delincuente, un argelino de unos 20 años. Este había accedido a la vivienda descolgándose por los aires acondicionados que tienen el resto de vecinos en el patio de luces del edificio. Minutos más tarde, el perjudicado se lo entregó en la calle a los agentes de la Policía Local y la Guardia Civil que acudieron a su llamada.
Este residente sa Pobla, que trabaja en Pollença, explica a Ultima Hora cómo vivió al suceso: «Lo agarré en la cocina cuando intentaba escapar y me imploraba de rodillas que no le hiciera nada. Y cuando lo sacaba por el portal hizo el amago de salir corriendo, pero no pudo», sostiene. Su hija, que fue la primera en ver al ladrón en casa, es la que peor lo está pasando. «Ella está en shock. El día después del suceso nos llamaron del instituto porque no se encontraba bien. Hemos estado una semana durmiendo en otra casa y ahora que hemos vuelto cualquier ruido que escuchamos nos pone en alerta», lamenta Frank.
El propietario del piso aún no se explica cómo ocurrieron los hechos. «Este chico podía haberse matado con un mal paso que hubiese dado subido a los aires acondicionados intentando bajar». Él es otro de los perjudicados por el aumento de la delincuencia en las últimas semanas en la localidad de El Raiguer. «La Policía Local y la Guardia Civil hacen un buen trabajo, pero están desbordados», recuerda.