El trágico incendio de un edificio en València, cuya estructura contenía poliuretano y estaba dotada de una fachada ventilada, ha marcado un punto de inflexión en la historia de la seguridad en la construcción en España. Según Esther Puchades, vicesecretaria del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de València (Cogitival) y reconocida experta en peritación de siniestros-incendios, este desastre sin precedentes en el país, pero con casos similares en ciudades como Londres o China, podría impulsar una revisión crítica en el uso de materiales de construcción como el poliuretano. "Cuando se calienta es como un plástico, prende", advirtió Puchades, señalando la necesidad de replantear su aplicación en futuros proyectos arquitectónicos.
El siniestro, que devoró rápidamente un edificio residencial finalizado en 2009 y considerado de calidad media-alta, ha sacado a la luz la problemática del diseño de fachadas ventiladas. Puchades, quien tenía conocimiento previo del edificio por trabajos de peritaje no relacionados, subrayó la urgencia de revisar cómo el diseño y la ejecución de estas estructuras pueden influir en la propagación del fuego, así como la importancia de integrar barreras cortafuegos eficaces y mejorar la composición de los materiales utilizados.
El uso extendido del poliuretano en la construcción, especialmente en las décadas de 2000 y 2010, pone en cuestión la seguridad de numerosos edificios tanto en la Comunitat Valenciana como en el resto de España. La tragedia ha generado interrogantes sobre la seguridad de los materiales empleados y ha evidenciado la imperiosa necesidad de actualizar las normativas para evitar catástrofes similares en el futuro.
La fortuna de que el incendio se produjera durante el día evitó que las consecuencias fueran aún más catastróficas, ya que los habitantes no se encontraban durmiendo en ese momento. Este hecho resalta la importancia de considerar todos los factores de riesgo en la planificación y construcción de las edificaciones, tomando en cuenta no solo los materiales utilizados sino también el comportamiento humano y los posibles escenarios de emergencia.
Este incidente podría ser el catalizador para una profunda revisión de las prácticas de construcción en España, con el fin último de garantizar la seguridad de los ciudadanos. La tragedia no solo ha ocasionado pérdidas humanas y materiales, sino que también ha abierto un importante debate sobre la necesidad de mejorar los estándares de construcción y adoptar medidas preventivas más estrictas.
Mientras las autoridades y los expertos siguen investigando las causas exactas y evaluando los daños, la comunidad espera ansiosa que este doloroso suceso impulse cambios significativos en las normativas de construcción, asegurando que la seguridad se convierta en la máxima prioridad en el desarrollo urbano del futuro.