Un monitor de buceo ha negado este martes en el juicio haber violado a una joven en una barca en Cabrera en el verano de 2020. El hombre, de 43 años, ha asegurado que las relaciones sexuales fueron consentidas. «Me acerqué a ella, le di un beso y me preguntó: ¿Qué haces? En ese momento nos empezamos a besar. Me da un poco de vergüenza hablar de esto aquí... le acaricié el pecho y luego le toqué por debajo del bañador».
-¿En algún momento ella le manifestó que estaba interesada en usted?- ha preguntado la fiscal.
-Bueno, se demuestra con actos...- ha contestado el acusado.
El hombre, que solo ha contestado a la fiscal y a su abogado, ha explicado que el acto sexual se produjo en la cubierta de la embarcación mientras el padre de la denunciante, su hermana y los demás buceadores se encontraban en el agua. «Ella estaba disfrutando», ha afirmado. El procesado ha recordado que después de la inmersión estuvo tomando una cerveza con la joven y su familia.
La denunciante ha roto a llorar antes de empezar a declarar a través de un biombo y ha comentado que no aguanta tener al acusado tan cerca. El juicio en Palma se ha suspendido unos minutos porque la mujer estaba bloqueada. «Me senté en el borde de la barca mirando hacia el agua y mientras observaba las últimas burbujas de oxígeno de mis compañeros el hombre se sentó detrás de mí y besó mi nuca. Me asusté mucho y le dije: '¿Qué haces?' No entendía lo que estaba pasando».
La mujer, que ha confirmado la agresión sexual, ha relatado que no cruzaron ni una palabra con anterioridad. No hubo flirteo ni nada. «El monitor intentó besarme en la boca y yo traté de evitarlo. Le dije en siete ocasiones que no quería y me fui a la proa del barco. Quería pensar que no iba a pasar nada, pero volvió a acercarse a mí y a tocarme. Me da vergüenza contarlo delante de tanta gente», ha añadido. El acusado, según la joven, la violó de forma «relativamente» rápida.
Los hechos tuvieron lugar sobre las 12.00 horas del 15 de julio. El acusado se disponía a realizar una inmersión en las inmediaciones de la isla de Cabrera en la que iba a participar la víctima, una alemana que tenía 18 años, su hermana y su padre.
La familia tenía una relación de confianza con el procesado ya que habían realizado inmersiones con él otros años. El acusado, según la versión de la Fiscalía, aprovechó que se había quedado a solas con la víctima en la barca y se sentó detrás de ella abrazándole la cintura y la besó en la nuca. El monitor era «consciente de que la situación impediría a la chica pedir ayuda y que haría inútil cualquier tipo de resistencia».
A pesar de la negativa reiterada de ella, siguió besándola y tocándole los pechos y la zona genital por encima y por dentro del traje de neopreno. La joven no pudo evitar que el hombre la desnudara y la forzara. La perjudicada sufrió un agravamiento de la enfermedad que padecía a raíz de estos hechos, así como trastorno depresivo con posible estrés postraumático. Tuvo que recibir tratamiento médico durante 26 días. El juzgado de Instrucción número 3 de Manacor impuso al procesado una orden de alejamiento sobre la víctima y la prohibición de salir de Mallorca.
La Fiscalía reclama una condena de 10 años de prisión para el hombre por un presunto delito de agresión sexual y que indemnice a la víctima con 31.300 euros por los daños morales y los días de tratamiento médico.