Hacía meses que tres jóvenes profesoras, entre ellas una mallorquina, sospechaban que su casero, un hombre, español de 80 años, accedía a la vivienda que le alquilaban en sa Miranda-Cala Saona, Formentera. El 27 de septiembre del año pasado fue la primera vez que vieron que había objetos movidos cuando llegaron de trabajar. Alguien había cerrado las puertas y apagado el aire acondicionado.
Las jóvenes, que residen en la isla por motivos laborales, decidieron días atrás instalar una cámara de videovigilancia porque desde el primer momento pensaron que su casero entraba en la casa sin permiso cuando se encontraban trabajando en el instituto de Formentera.
Una vez instalada la cámara observaron que el octogenario entraba a diario a las horas en las que ellas estaban trabajando. En las imágenes aparece el hombre buscando las bragas de las chicas entre la ropa sucia. Las manipula y las huele e incluso se introduce en el cuarto de baño donde permanece varios minutos. Las profesoras comprobaron que les faltaban pertenencias, entre ellas alguna camiseta y también ropa interior.
Después de varios días observando la actitud del casero y tras la inseguridad y el miedo que generó en ellas decidieron denunciar al hombre ante la Guardia Civil y abandonaron el domicilio a pesar de tener contrato de alquiler hasta el 27 de junio de 2024. Los agentes abrieron una investigación y detuvieron al hombre por delitos de allanamiento de morada y vulneración del derecho a la intimidad.
Las jóvenes, que fueron asistidas por el abogado Mateo Siquier, se encuentran afectadas psicológicamente a raíz de lo ocurrido. El octogenario, su casero, tenía un control de los horarios y de la vida de las profesoras.
El pasado 16 de enero abandonaron la vivienda y reclaman al octogenario la fianza y también el mes en curso, ya que no van a hacer uso del domicilio por causas ajenas a su propia voluntad. Las chicas contrataron a una empresa de mudanzas por el trastorno emocional que les provocaba regresar a la casa a recoger sus enseres personales.