Miguel Ángel Veiga, de 36 años, es un exmilitar que lleva dos y medio en la Guardia Civil de Tráfico en Inca. El martes pasado por la tarde, tras finalizar su jornada laboral, se encontraba en su casa de Can Picafort cuando su pareja escuchó gritos de auxilio desde otra finca.
«Me avisó, vi una columna de humo y fui al edificio en cuestión. Había tres personas bastante ennegrecidas y con problemas de respiración en una azotea», ha explicado este jueves el agente en la Comandancia de Palma. Era una mujer de 45 años y sus dos hijos, de 19 y 16.
«Entré en el edificio, había una columna de humo muy grande, el primer piso estaba en llamas... la verdad es que el asunto estaba muy feo y no podía subir a rescatarlos». Miguel Ángel Veiga decidió ir a un edificio colindante y subir hasta la azotea. Con la ayuda de unos vecinos cogieron tres colchones y los amontonaron para que saltaran las víctimas.
El guardia civil fuera de servicio los cogió en brazos cuando saltaron de una altura de cuatro metros. «Estaban muy asustadas porque veían mucha altura, aunque en verdad eran cuatro metros, no iba a ser una caída letal». Los agentes de la Policía Local de Santa Margalida, junto con la Guardia Civil y dotaciones de los bomberos de Mallorca, acudieron de inmediato al lugar para sofocar las llamas.