"El Gallego se ha caído por la escalera, vengan enseguida". En la noche del 17 de junio de 2010, una llamada telefónica alertó a los equipos de emergencia de que un indigente de 61 años, llamado Agustín González Martínez, agonizaba en el interior de la discoteca Es Fogueró de Alcúdia, que estaba abandonada y servía de cobijo a un grupo de mendigos.
Esta es la crónica de una brillante investigación de la Guardia Civil que se prolongó durante semanas y que concluyó con la detención de los hermanos ecuatorianos que habían realizado la llamada pidiendo ayuda. Posteriormente, sin embargo, no se pudo demostrar el asesinato y fueron absueltos.
Las instalaciones, que en su día vivieron noches de gloria, se encontraban en un estado de abandono total y en el interior las escaleras suponían un peligro porque en algunos tramos no tenían barandillas. De noche, con la ausencia de electricidad, la oscuridad era total y los okupas se iluminaban con mecheros y velas. Ladia Casquete Moreira, de 54 años, y su hermano por parte de madre, Hugo Wilson Muñoz Moreira, de 51, llevaban seis meses en Es Fogueró. Pasaban por una situación económica crítica, como 'El Gallego'.
Tras la llamada, hasta aquellas instalaciones acudieron sanitarios de una ambulancia, que se encontraron al indigente a los pies de una escalera, agonizando, sobre un gran charco de sangre. Al poco tiempo falleció, a consecuencia de las heridas críticas que presentaba. La pareja de hermanos ecuatorianos estuvo allí en todo momento, lamentándose de la mala fortuna de Agustín González. La Guardia Civil se hizo cargo de la investigación, pero había detalles que no cuadraban a los agentes. Ladia Lucía no había contado un dato vital: durante un tiempo fue pareja sentimental del fallecido, y la relación entre ellos degeneró por un turbio episodio relacionado con la hija de ella.
Los dos hermanos ecuatorianos se volvieron, entonces, en los principales sospechosos de la muerte de su compañero. Ellos no lo sabían, pero eran seguidos a distancia y se interceptaron sus comunicaciones. El resultado de la autopsia disparó todas las alarmas: 'El Gallego' no había fallecido como resultado de la caída accidental por la escalera, tal y como sostenían Ladia Lucía y Hugo Wilson. Había sido golpeado con un objeto contundente, presumiblemente un martillo, y le habían fracturado el hueso temporal, lo que le provocó una hemorragia interna que, a la postre, le causó la muerte.
Poco a poco, los investigadores beneméritos, liderados por el capitán Bartolomé del Amor, fueron estrechando el cerco sobre los sospechosos hasta que, meses después, procedieron a su detención. La primera en confesar fue Ladia Lucía, que reconoció que 'El Gallego' no había caído accidentalmente por la escalera sin iluminación, tal y como sostenía al principio. Luego su hermano también admitió el homicidio involuntario, contó que aquella noche se habían peleado y el español se golpeó contra los escalones. También fue arrestado un tercer implicado, un colombiano llamado Iván Richard C.B., de 46 años, que supuestamente encubrió a los hermanos y les ayudó a ocultar el crimen.
Los tres declararon en los juzgados de Inca y los dos hermanos ingresaron en prisión, de forma preventiva, mientras la Policía Judicial continuaba reuniendo pruebas para esclarecer los hechos. El tercer acusado, el colombiano, quedó en libertad con cargos. Sin embargo, el caso se estancó y no fue posible demostrar que se había producido un asesinato en la antigua discoteca de Es Fogueró, por lo que los dos hermanos quedaron en libertad. La enorme mancha de sangre a los pies de la escalera, donde se desangró 'El Gallego', permaneció allí durante años.