«Fue un rescate complicado, pero debido al trabajo conjunto con los agentes de la Policía Portuaria conseguimos salvar a la chica», explica Álvaro Morata, marinero de la lancha de la Corporación de los Prácticos de Palma, que junto a Hugo García y José Miguel Garau, lograron poner a salvo a la joven de 21 años que se precipitó al mar el pasado miércoles. Una intervención que terminó en éxito rotundo gracias a la cooperación entre ambas entidades desde tierra y mar.
«Nosotros recibimos la llamada de Salvamento Marítimo y ya fuimos directos hacia la lancha a ritmo ligero. Unos minutos después nos comunicaron que no llegarían antes de la media hora y decidimos ir rápidamente», comenta Morata. «Llegamos ahí en quince minutos desde el muelle viejo y decidimos acercarnos hacia la chica y los agentes para sacarlos del agua», insiste. Una vez ahí, se inició el protocolo de rescate con la cooperación desde tierra de otro agente portuario. «Debido al frío, el cuerpo de la chica estaba rígido por lo que no podía ofrecer ayuda para subirla. Seguía consciente pero no se movía. Decidí moverme hasta la proa de la embarcación para darle el aro a los policías y que la pudiesen meter dentro para subirla», detalla el marinero que fue clave en toda la operación.
A pesar de llegar con facilidad hasta el punto en el que estaban, lo complicado, debido al oleaje, era subirla de manera rápida al barco. «Con los agentes cansados y la chica en ese estado, no fue fácil, tardamos poco más de tres minutos en subirla. Era elevar un cuerpo a peso muerto 70 centímetros», manifiesta sobre la mayor dificultad que presentó el rescate. Una vez en suelo firme, se desplazaron hasta la dársena de Porto Pi, donde esperaba una ambulancia para atender a la víctima. «La Policía Portuaria gestionó muy bien los tiempos y organizó perfectamente el rescate desde tierra, además de que la participación de los agentes que se lanzaron al agua fue clave», finaliza Morata.