Andrea Peregrina es la hija del chef mallorquín David Peregrina Capó, que junto a su mujer Erika da Silva Santos, fueron asesinados a tiros en el restaurante que ambos gestionaban en Porto Seguro (Brasil). Tras conocerse, hace algo más de una semana, la ejecución de su padre, Andrea, de 26 años de edad, se ha armado de valor y ha concedido una entrevista a Ultima Hora. La cita con este diario es en una cafetería de s'Escorxador de Palma. Llega acompañada de su madre Cristina, exmujer del fallecido, y su tío Víctor. Temblorosa, con lágrimas en los ojos y visiblemente nerviosa atiende a nuestras preguntas.
Andrea, ¿cómo se encuentra?
Destrozada. Pasan los días y aún no doy crédito a lo que ha sucedido. Lo peor de todo es la desesperación de no saber qué pasó y el por qué alguien acabó con sus vidas.
¿Cómo se enteró de la noticia del fallecimiento de su padre y de su mujer?
Mi hermana que está en la Península fue la que me llamó y me lo contó. He conseguido hablar con mi hermanastro, que tiene 20 años, y que vivía allí con ellos y tampoco tiene mucha información. Hay que decir que todo está en fase de investigación y nadie nos dice nada.
¿Ha intentado ponerse en contacto con la policía brasileña?
He llamado varias veces a la embajada de España en Brasil, a la policía y a las autoridades de allí, pero todos me dicen que no pueden decirme nada porque la investigación está en curso y no podemos entorpecer la misma.
¿Mantenía algún tipo de contacto con él?
Mi padre era una persona maravillosa. Hacía más o menos diez años que no nos veíamos físicamente, pero casi todos los días hablábamos por teléfono o por internet. Ha sido mucho mejor padre en la distancia que muchos de los que día a día están con sus hijos.
¿Cómo era su padre?
Buena persona. Amigo de sus amigos y animalista. De hecho, su mejor amigo era su perro. Siempre estuvo en contacto conmigo. Recuerdo como si fuera ayer el día que cumplí los 18 años porque me llegó un ramo de flores con 18 rosas. Me gusta decir que siempre estuvo presente en mi vida, pero nunca me metió en la suya. Trató de protegerme y mantenerme al margen de cualquier situación que no fuera buena para mi.
Los investigadores descartaron la hipótesis del robo y apuntan a que David y Erika fueron ejecutados. ¿Cree esta versión?
No lo sé. Mi padre tenía un gran proyecto entre manos: la construcción de un hotel. Llevaba años tras él y, finalmente, el día 16 le concedieron el permiso. No quiero montarme películas, pero los mensajes de audio que mi padre me envió contándome los detalles del proyecto y sus avances han desaparecido.
Sin querer profundizar en el tema. Su padre estuvo en la cárcel de Palma por varias estafas. ¿Qué recuerda de aquellos años?
Mi padre hizo cosas malas y no seré yo quien justifique los delitos que cometió. Todo lo malo que hizo fue hace 15 años y ya pagó por ello. No merecía acabar así. Puedo decir que entró siendo buena persona en prisión y salió de ella siendo tres veces mejor.
¿Es verdad que David salvó la vida de su propio padre en prisión?
En la cárcel mi padre coincidió con el suyo y le salvó la vida. Mi abuelo era diabético, comenzó a tener fiebre alta a raíz de una infección y sufrió una parada. Mi padre lo reanimó, pidió ayuda y consiguió que remontara.
¿Podemos decir que su paso por la cárcel le sirvió para reconducir su vida?
El tiempo que estuvo encerrado aprendió todo sobre el oficio de cocinero, que fue perfeccionando nada más salir de la prisión. Era una persona muy emprendedora y que amaba a su país. Nada más llegar a Brasil, montó un restaurante especializado en paellas. Muchas veces llamaba a mi abuela, que también es cocinera, para pedirle recetas o consejos gastronómicos.
¿Qué tal era tu relación con Erika, su segunda mujer?
Extraordinaria. La pareja se quería mucho y ella era una buena amiga mía. Mi hermanastro, a pesar de no ser hijo de mi padre, lleva sus apellidos. Su generosidad era máxima.
¿Piensa viajar a Brasil para tratar de buscar respuestas?
Estoy hablando con mi hermanastro y por el momento tenemos que esperar a que la policía nos diga cosas.