Desapareció en el verano de 1998, pero solo cinco personas sabían que Andrea Illona Budach, una espectacular bailarina alemana, yacía asesinada en el fondo del mar, en la bahía de Palma. Decapitada y envuelta en pesadas cadenas, atada a un ancla. Su cuerpo nunca apareció, pero su ex novio y la pareja de aquél fueron detenidos e ingresaron en prisión en 2004. Dos meses después quedaron en libertad: el homicidio había prescrito. Esta es la crónica de una inquietante desaparición que acabó en un supuesto homicidio involuntario, ya que los acusados sostuvieron que la bailarina se había desnucado accidentalmente. La versión de ella nunca la sabremos.
En el año 1997 Andrea Budach tenía 30 años, residía en Palmanova y trabajaba como bailarina en un local situado a unos 50 metros del 'Bier köning', que era propiedad del empresario Manfred Meisel, en la Platja de Palma. El triple crimen de s'Aranjassa ocurrió el 13 de noviembre de ese año. Manfred, su hijo y la niñera fueron asesinados a tiros. Se averiguó que el 'rey de la cerveza' , días antes, había sido agredido en la cabeza en un local de la Platja de Palma, por parte de un ex boxeador de su misma nacionalidad. Sufrió un traumatismo grave y los hechos se investigaron, para ver si tenían relación con la masacre posterior. Andrea Budach fue buscada por la policía para que prestara declaración, pero nunca dieron con ella.
Era enero de 1998 y los policías no la pudieron localizar. Descubrieron su trabajo, que era una mujer 'espectacular', que residía en Palmanova, que tenía problemas con el alcohol y que convivía con un hombre de su misma nacionalidad, con el que había nacido un hijo que por aquellas fechas tenía dos años. Los policías hablaron con el varón y les dijo que Andrea le había dejado el niño y había 'desaparecido'. También leyeron una carta de la mujer, dirigida a una amiga nórdica, en la que decía que tenía la intención de marcharse a Brasil. Todo, en realidad, era mentira.
Los inspectores del Grupo de Homicidios no pudieron hablar con Andrea. En realidad, se trataba sólo de una cuestión protocolaria, para ver si de la misma podían obtener algún dato interesante sobre el triple crimen de s'Aranjassa. La sorpresa surgió cuando, en mayo de este año, se descubrió que Andrea Budach había muerto. Su ex compañero confesó que se había dado un golpe de manera accidental y que después, para deshacerse del cadáver, lo descuartizó, lo metió en una nevera y lo tiró en la Bahía de Palma.
Todo había ocurrido en 1998, pero no fue hasta 2004 cuando la Policía Judicial de la Guardia Civil ató todos los cabos. Habían recibido información confidencial de que la desaparición de la bailarina no había sido voluntaria y que Marc Leman, su exnovio, era el principal sospechoso. El alemán fue detenido y se derrumbó. Lo confesó todo. Andrea, ese julio, viajó a Mallorca para pasar con su hijo su cumpleaños. En la fiesta estaba Marc y su nueva compañera, una española llamada Paloma. La mujer sentía una celos insuperables por la escultural bailarina y entre ambas se produjo una violenta dispuesta, que finalizó cuando la segunda cayó accidentalmente y se golpeó la cabeza contra una silla, desnucándose.
Luego, Marc decapitó a la mujer y tiró la cabeza a la basura. El cuerpo lo escondió en una nevera. Su padre les ayudó a deshacerse de él, cargando el arcón en una lancha que tenían en el club náutico de San Antonio de la Playa. Navegaron en medio de la bahía, y en un punto que nunca pudieron -o quisieron- concretar, arrojaron el cuerpo, cargado de cadenas y un ancla, para deshacerse de ella. Que desapareciera para siempre en el fondo del mar. Marc y Paloma acabaron detenidos. Ella estaba en Canarias y fue trasladada a Mallorca. Ingresaron en prisión, mientras que los otros tres allegados cómplices no llegaron a ser arrestados. Dos meses después, la pareja salió de prisión porque el caso había prescrito. Ellos siempre sostuvieron que había sido un homicidio involuntario, accidental. El cuerpo nunca apareció, así que los forenses no pudieron comprobarlo. Andrea, 25 años después, sigue desaparecida bajo el mar, en la bahía de Palma. Cubierta con cadenas y un ancla.