La Fiscalía reclama una condena de 52 años de cárcel para 'El Ico' por sus mentiras para encarcelar a seis agentes de la Policía Local de Palma y un funcionario municipal. El Ministerio Público reclama la misma condena contra otro antiguo testigo protegido del 'caso Cursach', el 16, que declaró en el mismo sentido que lo había hecho el hijo de 'La Paca' y cuyas declaraciones durante la instrucción sirvieron para que el juez Manuel Penalva justificara prisiones preventivas. El escrito de acusación firmado por el fiscal Juan Carrau, considera que ambos son autores de sendos delitos de falso testimonio y cooperadores necesarios de siete detenciones ilegales.
'El Ico' apareció por primera vez en la causa en mayo de 2015 y, durante dos años realizó diez declaraciones. Se convirtió en el testigo estrella de la causa cuando esta se centraba en la Patrulla Verde de Palma con el episodio culmen, en febrero de 2016, de su careo con varios agentes después del cual Penalva envió a tres de ellos a prisión. En todos ellos afirmaba que había pagado sobornos para mantener abierta una discoteca que explotó nueve meses en Gomila. Sin embargo, este local tenía una orden de cierre por múltiples incumplimientos antes incluso de que la titularidad pasara al hijo de 'La Paca'.
En torno al otro testigo protegido ocurre algo similar. Este llegó a comparecer en catorce ocasiones, la mayoría de ellas ante el Grupo de Blanqueo y llegó a identificar a veinte policías locales en falso, según la acusación pública. También de esas declaraciones secretas en su mayoría se derivaron detenciones y se justificaron prisiones preventivas.
Esta causa que ahora les lleva a juicio deriva de la denuncia de uno de los afectados y a ella se han sumado los informes policiales, remitidos por el TSJIB sobre 'el Ico'. Es una de las causas que persiguen a testigos falsos en el 'caso Cursach'. La madame está imputada en otra, al igual que el testigo protegido 29 o 'El Trilero', si bien esta es la más avanzada. La Fiscalía aplica a este caso una sentencia que condenaba a una mujer por provocar el ingreso en prisión de su pareja y mentir en el juzgado. Denunció que le había violado y pegado la vagina con pegamento. Cuando esto se demostró falso fue condenada tanto por esa mentira como cooperadora necesaria del ingreso en prisión ordenado por un juez que, no habría cometido delito alguno dado que creyó su versión.
Otra decena de testigos protegidos están a la espera de que la sentencia del 'caso Cursach' sea firme para que las distintas deducciones de testimonio que la Audiencia ordenó para ellos por mentir en el juicio lleguen a su vez a juzgados de Instrucción.