A las 6.41 horas de este martes, Carlos E., conductor de Uber, estaba esperando en una furgoneta Hyundai Staria gris para recoger a un cliente frente a la discoteca BCM, en Magaluf. Un hombre con una camiseta de color rosa se le acercó y le preguntó si estaba de servicio y que cuánto le cobraba por llevarlo a Santa Ponsa. Carlos E. le respondió que todos los servicios tenían que reservarlos a través de la aplicación de Uber y que le indicaría el precio. El cliente al que esperaba el chófer de Uber apareció en ese instante, gritó el nombre del conductor y se identificó con su móvil.
«Me mostró el teléfono y ya supe que era el pasajero. Pasa mucho que a esas horas hay gente que va de lista o que lo desconoce y que los chicos quieren que los lleves y te alzan la mano. ¿Y tú cómo sabes quién es? Tú intentas validarlo, que es lo que yo hice. Cuando vi mi foto y mi nombre les abrí la puerta y empezaron a subir». El hombre de la camiseta rosa, cuando los pasajeros ya estaban en el interior del vehículo, le pidió a través de la ventanilla que le enseñara la hoja de ruta. «Yo le dije: ‘Vale, ¿eres policía? Me dijo que sí y le pedí que me enseñara su placa o la documentación», cuenta Carlos E. El conductor se dio la vuelta un momento para explicar al pasajero cómo tenían que acomodarse en la furgoneta y, de repente, sintió un golpe en la cara que le tiró hacia atrás y empezó a sangrarle la nariz.
«A traición», asegura. El chófer se puso en contacto con los servicios de emergencias a través de la aplicación de Uber y comunicó lo ocurrido a sus compañeros. Una patrulla de la Policía Local acudió al lugar y tras varias batidas identificó al agresor. Carlos E. se dirigió poco después a denunciar lo sucedido ante la Guardia Civil y dio el nombre del presunto autor, que según su perfil de Facebook trabaja como taxista en Calvià. «Se está generando una espiral de violencia», lamenta el conductor de Uber. «No sabemos cómo va a acabar, nosotros somos trabajadores como ellos [taxistas]», dice Carlos E., que recuerda que en Colombia, su país de origen, se pagó la carrera de Ingeniería informática trabajando en verano y en invierno con el taxi de su tío.
«Muchos compañeros de Uber han sido taxistas. Messi jugó en el Barcelona... ¿y luego no podía irse al PSG a trabajar? Yo espero que esta espiral de violencia no vaya a más, que no siga este hostigamiento». Carlos E. cree que el agresor era taxista porque cuando lo interceptaron se delató. «La hoja de ruta es una palabra muy técnica que manejan los policías, los de Uber y los taxistas», concluye el chófer agredido.