«Hasta ahora sólo han hablado los vecinos y he tenido que aguantar críticas, insultos e incluso amenazas. Ha llegado el momento de escuchar mi versión». Así de claro y rotundo se muestra Víctor González, propietario del bar sa Tapeta, el propietario del polémico bar de Son Ferriol que mantiene desde hace unas semanas una auténtica guerra con el vecindario.
«Los vecinos colocan pancartas, protestan, salen por los periódicos y la televisión, pero hasta la fecha nadie ha bajado al bar para decirme nada. ¿No sería mejor sentarnos y buscar una solución entre todos?», comenta el dueño del establecimiento.
«Hace unos dos años mi padre cogió el negocio y, desde enero de 2023, me hice cargo yo de llevarlo. Abrimos a las ocho de la mañana y cerramos sobre la una de la madrugada. El problema de peleas, consumo de sustancias estupefacientes, ruidos y enfrentamientos con los residentes es cosa de los clientes cuando salen. Dentro de mi local el comportamiento siempre es correcto», comenta Víctor. El joven empresario defiende que lleva tiempo persiguiendo a los clientes problemáticos y pidiendo a los jóvenes que se vayan a «fumar los porros» a la esquina. «En los vídeos que se han publicado en diferentes páginas webs y en las televisiones puede verse a varias personas peleándose.
«Nada más producirse estos altercados, de forma inmediata, tomé cartas en el asunto y les comuniqué que tenían totalmente prohibida la entrada en mi bar. Me paso todo el día trabajando y mis vecinos pueden bajar cuando quieran para hablar. Les tiendo la mano para tratar de buscar una solución. Este tema me está afectando mucho y estoy tremendamente agobiado», señala Víctor.
Por otra parte, el responsables del bar sa Tapeta sostiene que limpia la calle tres veces al día para evitar problema. «La limpieza de la vía pública es cosa de Emaya, pero estoy dispuesto a seguir haciéndolo para evitar enfrentamientos. Repito, quiero arreglar esta situación como personas adultas y tener una convivencia correcta con mis vecinos», añade González.
Otro punto que quiere dejar claro es el que hace referencia al ataque que sufrió su padre por parte de una vecina mayor del edificio. En verano del año 2021, una anciana bajó a la calle y comenzó a rajar las ruedas de la furgoneta del padre del dueño del bar. Los hechos fueron denunciados ante la Policía Nacional y el caso llegó a juicio.
La mujer sostuvo, en sede policial, que tuvo un arrebato y que no pudo evitar tener ese comportamiento. Finalmente, no se presentó a los requerimientos judiciales ni al juicio y fue condenada. «Soy el primer interesado en expulsar a los clientes conflictivos y tener a mis vecinos tomando café o refrescos en mi casa. Estoy seguro que lo vamos a arreglar», concluye.