A finales de diciembre del año 2020, Juan José J., que vivía con su madre, Catalina G. en un domicilio de Palma, ingresó de urgencia en Son Espases porque se le cangrenó una pierna. La mujer, una persona totalmente dependiente y con problemas de salud mental, tuvo que instalarse en la residencia La Bonanova. No se podía quedar sola en la vivienda sin ningún tipo de apoyo ni cuidado.
El hombre, desde el hospital, pidió a Antonio C., amigo suyo desde hacía aproximadamente tres años, que se ocupara del mantenimiento de la casa y del cuidado de su perro. Antonio aceptó la petición de Juan José y le comentó que junto a él viviría también Ricardo A., un amigo del primero.
A Juan José le tuvieron que seccionar una pierna y facilitó su tarjeta de crédito y el PIN a Ricardo para que le comprase una prótesis, pero el hombre falleció el 21 de enero de 2021 en Son Espases a consecuencia de una neumonía.
La pierna ortopédica nunca llegó a su destino. Ricardo residió en la vivienda de Juan José y su madre durante unos tres meses y se fundió casi 40.000 euros con la tarjeta del fallecido, cuya titular era su madre. El Grupo de Delincuencia Económica y Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional abrió una investigación y descubrió que entre el mismo día que murió Juan José y el 25 de octubre de 2022 se efectuaron un total de 100 reintegros de efectivo no autorizados. Todos se habían realizado en cajeros automáticos y el importe ascendía a 39.330 euros.
Los reintegros, como norma general, se efectuaban a final de cada mes cuando Catalina percibía su pensión. La residencia La Bonanova informó a los policías que en el expediente de Catalina había un post it manuscrito con los nombres y los números de teléfono de dos supuestos amigos de su hijo Juan José. Eran Antonio y Ricardo.
Antonio fue interrogado por los investigadores de la Policía Nacional y se desmarcó de todas las extracciones. El hombre explicó que nunca ha sacado dinero con la tarjeta de Juan José y que el responsable de estos hechos era Ricardo, que era quien tenía en su poder la tarjeta de crédito de la víctima. Las cámaras de seguridad del Banco Santander de la calle General Riera lo grabaron extrayendo efectivo del cajero en numerosas ocasiones.
El hombre, de complexión normal y abdomen prominente, iba encapuchado y llevaba mascarilla quirúrgica negra para evitar que lo identificaran. Un juzgado de Palma pidió a la entidad bancaria que bloqueara todas las tarjetas de crédito a nombre de Juan José y Catalina y también solicitó las grabaciones de las cámaras de seguridad de la sucursal. El pasado 24 de noviembre, a las 00.17 horas, fue la última vez que el sospechoso intentó sacar dinero del cajero en cuestión con la tarjeta del fallecido. No pudo llevar a cabo la operación porque ya la habían bloqueado.
Ricardo fue detenido por la Policía Nacional como presunto autor de un delito de estafa. El hombre, asistido por el abogado Toni Lluís Antich, fue puesto en libertad el lunes pasado sin medidas cautelares tras acogerse a su derecho de no declarar ante el juez de Instrucción número 1 de Palma, que se encontraba en funciones de guardia.