Pedro Cifre está al frente del conocido ‘Equipo Roca' de la Guardia Civil. Son los guardianes de las explotaciones agrícolas y de la payesía en nuestras islas. Desde su fundación, los robos en el campo balear se han descendido de forma considerable.
¿Cuándo se fundó el ‘Equipo Roca'?
—La Guardia Civil creó a nivel nacional el ‘Equipo Roca' en 2013. Lo hizo con el objetivo de ofrecer una protección integral al agricultor y ganadero. Hay que partir de la base de que no es lo mismo robar en un domicilio urbano que en una casa de campo o de aperos.
¿Resulta complejo investigar los robos en el campo?
—Es complejo y mucho más complicado por varios motivos. Las zonas están menos vigiladas y las medidas de seguridad suelen ser menores. Además, las penas interpuestas a los ladrones, salvo que sea en casa habitadas, suelen ser mucho menores.
¿Cuál es el secreto del éxito de la disminución de robos gracias al ‘Equipo Roca'?
—Sin duda alguna consiste en tener una mayor presencia en el ámbito rural y, especialmente, ejercer presión en los puntos de venta o en todo aquel lugar donde los objetos de robo puedan ser recepcionados. Aumentar la presión y poner nervioso al delincuente.
¿Por qué la algarroba se ha convertido en un objetivo tan deseado para los delincuentes? ¿Estamos hablando del nuevo ‘oro negro'?
—En el 2018, un kilo de algarrobas se vendía a 0,30 céntimos. Ahora, en el 2023, el precio puede oscilar entre 1,20 y 1,50 euros el kilo. Con esto quiero decir que cualquier persona que recoja con sus manos cuatro puñados de algarrobas del suelo ya obtiene un par de euros de beneficio. Sin duda alguna, esto resulta muy goloso para los delincuentes.
¿Con el ‘oro verde' de las aceitunas sucede lo mismo?
—En otros puntos de España, seguro. Aquí en Balears tenemos que decir que a pesar de que el precio del aceite se ha disparado los robos de aceituna son muy residuales en Mallorca. El motivo es que la producción es muy limitada al igual que el número de tafonas.
¿Cuál es el perfil de ladrón de algarrobas, patatas o aceitunas en Mallorca?
—Tenemos dos perfiles muy diferentes. Por una parte, el particular que encuentra la oportunidad y lo hace. Es decir, alguien pasa por delante de una finca abierta, se para y se lleva un kilo de patatas, unos melones o una bolsa de algarrobas. Los perfiles más preocupantes son aquellos que se dedican a vigilar a las cuadrillas agrícolas, realizan seguimientos y conocen el lugar donde almacenan el género para posteriormente llevarlo a las cooperativas o puntos de venta. Al ser conocedores de las rutinas de la explotación, esperan a que se vayan los trabajadores y con la ayuda de un camión, remolque o furgonetas roban grandes cantidades de género.sta
¿Es rentable robar a los payeses?
—Robar varias toneladas de algarrobas, puede ser muy rentable. Un par de sacas que caben en un coche pueden venderse por 600 euros.
Estamos a las puertas de la campaña de la patata. ¿Incrementarán la vigilancia?
—La Guardia Civil aumentará la vigilancia en las zonas rurales y explotaciones agrícolas por varios motivos. El primero, porque al encontrarnos en campaña de recogida hay que proteger a nuestros agricultores y velar por su seguridad. Pero también porque, mucho más importante que las patatas que se puedan llevar, que hoy en día se paga a 0,30 céntimos, es el daño que hacen los ladrones en las explotaciones.
¿A qué se refiere concretamente?
—Robos de material, aspersores, bombas, baterías, gasoil, herramientas, sistemas de riego etc... Le pongo un ejemplo. Un aspersor de plástico puede costar 7 euros, pero con las heladas actuales este aparato es básico. Sin él, el sector de tierra queda desprotegido y los daños pueden ser muy cuantiosos.