Los fallecidos por los devastadores terremotos del lunes llegan ya a los 11.200, de los cuales más de 8.500 fallecidos se registran en Turquía y cerca de dos mil en Siria. Además hay más de 42.000 heridos y muchos de los servicios básicos en la región están destruidos. En Turquía, donde tuvieron su epicentro los temblores de magnitud 7,7 y 7,6, el último recuento oficial sitúa la cifra de heridos en más de 38.200. Los equipos de ayuda han logrado rescatar a unas 8.000 personas con vida de los casi 6.000 edificios destruidos.
Los rescatistas se esfuerzan por acelerar los trabajos para salvar a quienes permanecen bajo los escombros con temperaturas gélidas de hasta -6 grados y con las infraestructuras básicas muy dañadas. En numerosas zonas afectadas en Turquía los vecinos critican que no ha llegado ayuda alguna, las familias no pueden volver a sus viviendas incluso cuando siguen en pie por el temor a derrumbes y servicios básicos como el agua, la electricidad y la calefacción han dejado de funcionar en pleno invierno.
Mustafa Kara, que perdió a su mujer en Kahramanmaras, en el derrumbe de un edificio de nueve plantas, mostró su indignación en Halk TV: «¿Tan poca cosa es este Estado? No hay nada. No podemos enterrar a nuestros muertos. Hay cadáveres por todas partes». «Se han derrumbado más de 900 edificios. Si cada uno tiene entre ocho y diez apartamentos, ¿Cuántas personas hay bajo los escombros? No hay electricidad, ni gasolina, la gente saquea los supermercados. No hay comida, ni leche para los niños», se quejó ese vecino. Hasta el momento, se han contabilizado 435 réplicas de menor intensidad en las zonas afectadas en las que trabajan más de 60.000 personas en tareas de rescate y desescombro.
Aunque decenas de países han prometido ayuda a Turquía y muchos equipos se encuentran ya en el terreno, el desafío es rescatar a los atrapados bajo los escombros lo antes posible porque el frío reduce sus posibilidades de supervivencia. En Siria la cifra de muertos por los terremotos ascendió este miércoles a 2.092 y el número de heridos se eleva ya a 4.049, mientras que cientos de personas continúan atrapadas entre los escombros más de 48 horas después del seísmo inicial. Las áreas de las provincias noroccidentales de Idlib y Alepo, en manos de la oposición y fronterizas con Turquía, concentran el mayor número de víctimas, con 1.280 fallecidos y más de 2.600 heridos, según el último recuento ofrecido por el grupo de rescatistas Cascos Blancos en su cuenta de Twitter.
Los socorristas alertaron de que «cientos de familias» continúan atrapadas bajo los restos de edificios derrumbados, por lo que se prevé que el balance siga aumentando. Por su parte, la agencia oficial de noticias siria SANA situó ayer la última cifra de fallecidos en 812 y la de heridos en 1.449 para las áreas bajo el control del Gobierno de Bachar al Asad, que no ha actualizado su balance general en 24 horas. Los equipos de emergencias continúan hoy buscando a los desaparecidos, mientras siguen llegando aviones con ayuda internacional a los aeropuertos controlados por el Gobierno sirio, suministros y efectivos especializados enviados principalmente por los países árabes.
El presidente sirio, Bachar al Asad ha recibido promesas de ayuda y llamadas de solidaridad de los líderes de estos y otros países, parte de los cuales no habían mantenido contactos diplomáticos con Damasco desde su brutal represión de las revueltas populares desatadas en el país en marzo de 2011. También pesan sobre el círculo cercano a Al Asad y otros órganos sirios una serie de sanciones internacionales, sobre todo por parte de Estados Unidos, medidas que el ministro de Exteriores, Faisal al Miqdad, llamó ayer a levantar para aumentar la llegada de asistencia humanitaria.