Un detective privado de Palma ha negado haber abusado de una joven estudiante de Criminología en su domicilio. «Fue una relación de dos adultos en un sitio íntimo a la una de la mañana con un consenso por parte de los dos. Yo sería incapaz de hacer algo con una persona en contra de su voluntad», ha declarado este jueves en la Audiencia de Palma. La Fiscalía pide una condena de cinco años de cárcel para el acusado y que indemnice a la víctima con 7.800 euros por el perjuicio psicológico y el daño moral.
Los hechos que se juzgan se remontan a la noche del 15 de noviembre de 2017. El hombre, J. C. D., acudió a una cena en la que estaba la denunciante y estuvieron tomando copas. «Me ofrecí a acompañarla a su casa porque me dijo que estaba preparando oposiciones a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y no se quería arriesgar a que le pararan en un control y diera positivo».
La mujer, según ha comentado el procesado, le dijo que no quería irse a casa y que «ya éramos mayorcitos». Le pregunté si quería que fuéramos a mi piso y me dijo que sí. El hombre ha explicado que le dio un vaso de agua y después se fueron al sofá. «Nos sentamos uno al lado del otro y hablamos de nuestras respectivas vidas sentimentales. En un momento dado recostó su cabeza sobre mi hombro y nos empezamos a besar».
El procesado, que lleva cerca de una década trabajando como detective privado, ha relatado que ella se desvistió y continuaron besándose hasta que le pidió si tenía un preservativo. J. C. D. fue a buscarlo a su habitación, pero no encontró ninguno y no hicieron nada más. «Ella se volvió a vestir y yo me senté en el sofá. Me abroché el cinturón y me dijo que no se enterara de esto su padre. Me empezó a hablar de él, que era como Julio Iglesias, que tenía muchas mujeres y que por culpa suya estaba en tratamiento psicológico. Me contó su vida, que era fruto de una relación extramatrimonial, y que la habían reconocido con 7 años. El padre, en ese momento, era mi amigo».
La chica fue varias veces al baño a vomitar porque no se encontraba bien y al cabo de un rato se fue de la vivienda sin decir nada al hombre, que salió a buscarla y tras dar una vuelta a la manzana la encontró en una calle perpendicular. Le ofreció acompañarla a su domicilio y ella se negó.