La televisión Grunkel de la habitación 108 del hotel Sahara Bay, en s'Arenal, acabó en casa de la madre de un ladrón que vivía a escasos metros de allí. El establecimiento, situado en el número 28 de la calle Canonge Mateu Rotger, acogió a un grupo de refugiados ucranianos el verano pasado.
El delincuente, de 39 años y nacionalidad española, había sustraído también un teléfono móvil iPhone 7 Plus, un Samsung A10, un Apple Watch y cuatro tarjetas de crédito de la huésped ucraniana que estaba alojada en la habitación 108. El hombre fue detenido pocas horas después por agentes de la Policía Nacional. La Fiscalía reclama ahora una condena de tres años de cárcel para el acusado por un supuesto delito de robo con fuerza en casa habitada. El ladrón será juzgado en los próximos meses en Vía Alemania, Palma.
El robo ocurrió alrededor de las 21.30 horas del 31 de agosto. El hombre, que lleva tatuajes hasta en la cara, se dirigió al hotel Sahara Bay con gorra, mascarilla y camiseta de tirantes. Una vez allí, subió a la habitación 108, que estaba cerrada porque la mujer que la habitaba se encontraba en la 107. El delincuente manipuló la cerradura mediante el método del resbalón hasta que consiguió abrirla y accedió al interior del dormitorio. Allí revolvió todo para apoderarse de los efectos de la mujer y del televisor. La refugiada ucraniana escuchó cómo alguien intentaba abrir una puerta y al salir de la habitación 107 fue a la suya. La puerta estaba abierta, sus enseres esparcidos y vio que sus móviles, su reloj, sus tarjetas de crédito y la televisión no estaban en su sitio. Minutos después, ella y sus vecinas observaron a un hombre que merodeaba por el complejo. La víctima del robo bajó a la recepción para denunciar lo sucedido y dio una descripción del sospechoso al recepcionista.
El trabajador del hotel, que habla ruso, y dos vigilantes de seguridad salieron a buscar al presunto autor en dirección a la carretera Militar y lo encontraron junto al hostal Playa Sol, ubicado en el número 244. El marido de una vecina de habitación de la denunciante lo había retenido. Uno de los guardias lo engrilletó para evitar que huyera y, en ese momento, el ladrón soltó una bolsa con monedas y tarjetas de crédito de la perjudicada.
Unos residentes ucranianos del hotel reconocieron al individuo como la persona que había intentado entrar en varias ocasiones para robar en las habitaciones. Los policías nacionales que acudieron al lugar se entrevistaron con el asaltante, que estaba muy nervioso porque tomaba metadona, y averiguaron que había guardado el resto de objetos en casa de su madre. Los agentes le acompañaron a la vivienda y los encontraron. Los investigadores creen que el ladrón que robó en el hotel de refugiados ucranianos de s'Arenal tuvo un cómplice al que le pasó los dispositivos robados a través de una ventana, pero no hubo ningún detenido más.