Salvador Llinás, el empresario mallorquín que estuvo 14 años fugado en Paraguay tras una estafa de 842.000 euros en Mallorca, llegó andando al juicio en la Audiencia Provincial de Palma.
El hombre compareció a mediados del pasado mes de noviembre ante el tribunal de la Sección Segunda donde aceptó una condena de dos años y ocho meses de cárcel y una multa de 2.160 euros tras declararse culpable de un delito continuado de estafa.
El tribunal tuvo en cuenta las atenuantes de reparación del daño después de que Llinás consignara 3.500 euros antes del juicio y de dilaciones indebidas. El proceso ha estado paralizado por causas ajenas al empresario, que fue defendido por el abogado Tomeu Salas. La Fiscalía reclamaba una condena de seis años de prisión.
La sentencia sostiene que a principios de 2005, Salvador Llinás se aprovechó de la confianza que tenía con un amigo para conseguir que le entregara 740.800 euros. Fue el 20 de abril de 2005. El empresario explicó a su amigo que el dinero era para hacer una inversión en unos fondos que generarían grandes intereses, pero el acusado, según el fallo de la Audiencia, «no tenía ninguna intención previa de llevar a cabo dicha inversión».
Llinás utilizó la misma mentira para que otro hombre le entregara 54.000 euros en 2007. Un año después engañó a una mujer y se apropió de 48.000 euros. Los dos inversores nunca recuperaron el dinero. El estafador huyó a Paraguay en 2009 tras las denuncias interpuestas por los tres perjudicados. En el país sudamericano también pasó por un periplo judicial al ser acusado por varios socios de estafa. Una vez superados estos juicios, las autoridades del país cumplieron con la orden de detención que el Juzgado de Instrucción número 10 de Palma había cursado a través de Interpol. Llinàs fue extraditado a España a finales de abril de 2022. La fuga se había terminado e ingresó en la cárcel de Soto del Real, Madrid.