Estuvo algo más de un año cobrando en efectivo a los clientes que atendía en el centro de estética de Palma donde trabajaba. Y siempre explicaba que el datáfono estaba estropeado. Lo hacía con un fin: quedarse con el dinero. En total, más de 7.300 euros. Al final, como suele ocurrir en estos casos, acabó denunciada por sus jefes. Un juzgado de lo Penal condenó este lunes a una mujer a un año y nueve meses de prisión tras admitir que se apropió de 7.322,84 euros de decenas de clientes del centro de estética donde trabajaba, ubicado por aquel entonces en la calle 31 de Diciembre de la capital balear. Asimismo, también se comprometió a devolver dicha cantidad en siete mensualidades.
La acusada dio el visto bueno al acuerdo de conformidad que alcanzó su abogado con la representante del Ministerio Fiscal y la acusación particular antes de iniciarse la vista. Los hechos se remontan entre junio de 2018 y septiembre de 2019. La procesada prestaba sus servicios en un establecimiento especializado en depilación láser. En ese intervalo de tiempo se quedó con 7.322,84 euros de decenas de clientes que se habían sometido a trabajos estéticos en el centro. A la hora de pagar les pedía que lo hicieran en efectivo, ya que el datáfono estaba estropeado.
O eso al menos decía ella. En una ocasión llegó a solicitar el pago con transferencia a una cuenta corriente, que resultó ser la suya personal. Todo con el objetivo de incorporar dichas cantidades económicas a su patrimonio. Los encargados del establecimiento sospecharon que algo ocurría con la bajada de ingresos que tenía la empresa, teniendo en cuenta de que mantenían el número de clientes y denunciaron lo ocurrido a la Policía Nacional. Una investigación sacó a la luz el proceder de la empleada, que acabó imputada. La procesada no entrará en prisión al quedar la pena suspendida por un plazo de dos años, siempre y cuando no vuelva a delinquir y devuelva el dinero a la empresa en siete mensualidades.