Un agente de la Policía Nacional fuera de servicio estaba desayunando tranquilamente en el restaurante de un hotel de Calvià de vacaciones cuando, de repente, un joven turista se atragantó y cayó desplomado ante sus ojos comenzando a convulsionar en el suelo. El policía, acudió en su auxilio sujetando la cabeza para evitar que se golpeara. No tardó en darse cuenta que el turista se estaba atragantando con las secreciones y su propia lengua. Acto seguido, lo colocó en posición de seguridad para que expulsara los líquidos. Tras avisar a los equipos sanitarios, el funcionario le cogió la lengua y se la sacó.
La víctima permaneció un par de minutos inconsciente tendida en el suelo hasta que poco a poco recobró la conciencia, pero estaba muy desorientado. El agente le acomodó la cabeza con toallas para que si volvía a convulsionar no se golpeara y mientras tanto estaba en comunicación vía telefónica con los servicios de emergencia. Finalmente, se descubrió que el paciente padecía epilepsia y diabetes. Con suma celeridad se personó en el lugar una ambulancia medicalizada del SAMU-061 quienes se hicieron cargo del paciente.
Desde la recepción del complejo hotelero se logró contactar con los familiares del chico para informarles del suceso y comunicarles que el paciente había sido trasladado a un complejo hospitalario.