Sobre robos todavía no está todo escrito. Y si no que se lo preguntan a varios jubilados que cultivan sus verduras, hortalizas y frutas en el huerto urbano municipal ubicado en el polígono de Son Bugadelles, en Calvià. Desde hace varios meses, pero especialmente estos últimos días, están echando en falta piezas de su cosecha. Y todo apunta a que el ladrón se encuentra entre ellos. Los adjudicatarios de las parcelas entran y salen cuando quieren. Cada uno tiene su llave de la entrada. Unos deciden ir por la mañana y otros por la tarde. De lunes a domingo. Muchos de ellos se conocen, ya que son vecinos de la urbanización Galatzó, el núcleo poblacional más próximo al polígono de Son Bugadelles, a apenas un kilómetro de distancia.
La última víctima del ladrón acude cada tarde a gestionar su parcela. El lunes pasado se dio cuenta de que le faltaba un esperado melón. El día anterior una fila entera de pimientos y también tomates. Lo peor es que no se trataba de un hecho aislado, ya que otros jubilados, y él mismo, ya habían sufrido distintos robos de un tiempo a esta parte. La hija de uno de los principales perjudicados mostró su enfado a través de las redes sociales. «Se les debería caer la cara de vergüenza», denunció públicamente. Nada más conocer la noticia decenas de vecinos y amigos se sumaron a la indignación. Los jubilados tienen la firme convicción de que el ladrón es una de las personas mayores que gestiona una parcela allí. Dudan de que sea alguien ajeno a los huertos urbanos. Y es más, metidos en el papel de investigadores, han llegado a la conclusión que quien les roba va por la mañana bien temprano, cuando aún no hay nadie, recoge lo que le interesa de las cosechas de los demás y se marcha de allí como si nada. Sin dejar pistas y provocando el lógico enfado de los otros adjudicatarios que sufren su más que censurable comportamiento.
Tienen algún que otro sospechoso, pero les faltan pruebas. El recinto está repleto de carteles que recuerdan, por si hay alguien que no lo sabe, que no deben tocar lo que no es suyo. Pero ni con esas. Los afectados estudian pedir algún tipo de seguridad extra al Ajuntament de Calvià ante la imposibilidad de proteger ellos mismos las cosechas. Pero admiten que aquí la cuestión es que la gente se comporte de manera «normal y responsable». Fuentes municipales aseguran que si se descubre al ladrón automáticamente se le retirará la concesión. En total, en el terreno municipal de la calle Valencia, hay una treintena de huertos de unos 35 metros cuadrados. El Ajuntament cede la gestión de las parcelas a jubilados del municipio y estos tienen absoluta libertad para cosechar lo que prefieran. Pero, evidentemente, no para robar.