Las defensas de los policías locales piden expulsar a las acusaciones particulares del 'caso Cursach' porque entienden que, en realidad, representan al exjuez Penalva y el fiscal Miguel Ángel Subirán. La Audiencia ha retomado este lunes el planteamiento de las cuestiones previas por parte de las defensas que piden anular toda la instrucción. En la sesión ha subido el tono en torno a las acusaciones particulares. El abogado Gaspar Oliver, que representa a dos agentes sostiene que existe «una mala fe galopante por parte de las acusaciones particulares que deben ser expulsadas».
El letrado se remitió a palabras de la propia abogada de una de estas acusaciones, Teresa Bueyes. Esta admitió que había hablado con el juez Penalva para preparar el juicio y presentó unas grabaciones llevadas a cabo por Subirán a testigos del caso. También ha aludido a la intervención en programas de televisión de Bueyes acompañada por el testigo protegido 29. Gaspar Oliver denuncia que, en realidad, las acusaciones buscan una condena para los agentes de la Patrulla Verde porque esta es necesaria para la defensa de Penalva y Subirán en el Tribunal Superior de Justicia, donde ambos serán juzgados por prevaricación. «Harán lo que sea para intentarlo», insiste, «son un auténtico hectoplasma de los investigadores».
Oliver también ha aludido a «presiones» por parte de Penalva y Subirán para amenazar a través de grabaciones y declaraciones de otros testigos como el 29, que habrían sufrido incluso los fiscales que ahora intervienen en el juicio, a través de denuncias de este.
En ese momento, Oliver fue interrumpido por la presidenta del tribunal, que quiso advertir que las magistradas no tolerarán conductas de este tipo. «Cuanto más se intente enturbiar peor va a ser. El tribunal va a resolver con serenidad. Estamos entrando en una dinámica que no es tolerable», señaló. Oliver insistió en que Penalva y Subirán han contactado con testigos que tienen que declarar en el juicio y que eso es una muestra de su parcialidad durante la instrucción. Insiste en la petición de nulidad de todo el caso. «El mal ya se ha hecho», concluyó.