Uno de los tripulantes heridos a causa de la explosión del Albacora Cuatro provocada por una fuga de amoniaco continúa ingresado, mientras que siete han recibido el alta y se ha conocido que los dos fallecidos eran residentes en los municipios coruñeses de Ribeira y Porto do Son. El presidente de la Cooperativa de Armadores de Pesca del Puerto de Vigo (ARVI), Javier Touza, ha lamentado este jueves la «mala racha» que atraviesan sus asociados tras el accidente que sufrió el atunero en Seychelles, justo cuando se cumplían cuatro meses del naufragio del arrastrero congelador Villa de Pitanxo en aguas canadienses, con un saldo de 21 fallecidos. «Llevamos meses muy complejos. Después de la desgracia del Villa de Pitanxo, hace pocos días se nos hundió el Piedras en Gran Sol, gracias a Dios sin víctimas humanas; y ayer por la tarde un barco atunero habitual aquí en el Puerto de Vigo, ya que vienen a hacer las reparaciones y utiliza nuestros astilleros y empresas auxiliares», ha enumerado Touza a las puertas de ARVI.
Touza ha comentado que «aún hay bastante incertidumbre» respecto del siniestro porque representantes de la empresa armadora, la Compañía Europea de Túnidos, viajan hacia allí «para gestionar la repatriación de los cuerpos e interesarse por el estado de los heridos y organizar su traslado a España cuanto antes para que puedan estar con sus familias». El fallecimiento de los dos marineros, los únicos españoles del pasaje, se debió a la inhalación de amoniaco, el cual se usa como refrigerante habitualmente en los atuneros y últimamente también en los barcos de arrastre para evitar el gas freón, que, según explica Touza, es «muy contaminante a efectos de emisión de gases de efecto invernadero». Touza entiende que la Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (CIAIM), a la que «se le está acumulando el trabajo», analizará el siniestro, del que han de extraerse lecciones para evitar otros parecidos en el futuro o al menos reducir su incidencia y alcance. «No podemos llorar sobre la leche derramada; son sucesos que ya se han producido y creo que lo positivo es sacar conclusiones a futuro, averiguar las causas, ver si podemos mejorar protocolos a efectos de prevención de riesgos, de seguridad, para que en el futuro no se produzcan o no con estas consecuencias tan graves», ha remarcado. Touza ha hecho hincapié en que, aunque «todos estos siniestros son expresión de la internacionalización de nuestro sector: el Pitanxo en la zona de Nafo, el Piedras en aguas irlandesas o este barco en Seychelles», «todo se puede mejorar»: ese es el objetivo para proteger a las tripulaciones.
Siete de los marineros que resultaron heridos leves en el percance del Albacora Cuatro ya han recibido el alta hospitalaria, mientras que un tripulante keniano permanece hospitalizado con insuficiencia respiratoria, según la Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores (Opagac). El Albacora Cuatro, un atunero de la Compañía Europea de Túnidos, se encontraba en Port Victoria, base de operaciones de los caladeros, donde faena habitualmente, sometiéndose a labores de mantenimiento, cuando tuvo lugar una fuga de amoniaco en el sistema de refrigeración. Opagac, patronal a la que pertenece la empresa propietaria del Albacora Cuatro, ha emitido un comunicado en el que lamenta el fallecimiento de dos miembros españoles de su tripulación y expresa su solidaridad y apoyo a los familiares. El canciller de la Embajada de España en Etiopía, competente también para las Seychelles, se ha desplazado de urgencia al archipiélago para facilitar las gestiones de traslado de los cadáveres. El atunero Albacora Cuatro, construido en 1974 y reformado en 1988, opera habitualmente en aguas del Índico. De 88 metros de eslora y 16 de manga, fue secuestrado en el año 2000 por piratas somalíes durante tres días.