El olfato del perro Braco fue la perdición para el narco argentino de 34 años que llegó al puerto de Palma con 8,3 kilos de cocaína. El can de policía adiestrado marcó el punto exacto donde estaba escondida la sustancia, dentro de una furgoneta. El martes por la mañana, la Policía Nacional montó un control en el Moll Vell de Palma, a la salida de los camiones y furgonetas del puerto. El objetivo era detectar a sospechosos huidos de la Justicia, efectos de origen dudoso y sustancias estupefacientes.
En un momento dado, el perro Braco registró el arcón frigorífico de una furgoneta y marcó un punto, a pesar de que la caja estaba vacía. A continuación, insistió en aquel punto y los agentes decidieron volcarlo, descubriendo un doble fondo con siete paquetes envueltos en film y que arrojaron un peso total de 8,3 kilos de ‘coca'. Al lado había también varios cilindros de hachís, de casi un kilo.
El sospechoso quedó detenido en ese mismo momento acusado de un delito contra la salud pública y ayer por la tarde pasó a disposición judicial en Vía Alemania. El juez ordenó su ingreso en prisión. Al haber sido arrestado con una cantidad tan alta de cocaína podría enfrentarse a penas de casi diez años de cárcel. La furgoneta que conducía, que venía de Barcelona, quedó aparcada frente a la Jefatura de Policía, en la calle Simó Ballester, para ser inspeccionada por si ocultaba más droga. El resultado fue negativo. Tras la detención, el Grupo II de Estupefacientes de la Policía Nacional se hizo cargo de la investigación y ahora tratan de averiguar quiénes eran los contactos del acusado en la Isla y dónde se vendía la droga. Se trata de uno de los mayores alijos de los últimos años.
El apunte
En su casa escondía 4.000 pastillas de éxtasis
En su domicilio de una barriada de Palma, el detenido escondía 4.000 pastillas de éxtasis, 20 gramos de cocaína y 600 gramos de hachís. La policía también se incautó de estupefacientes en otro de sus vehículos, donde había otros 100 gramos de hachís y casi 100 pastillas más de éxtasis.