«O a tu amiga, que está dormida, o tú, que estás espabilada». Una joven que sufrió una violación de una manada en un descampado cercano al acuartelamiento de Génova describió el lugar como una zona estrecha en la que sólo cabía un coche. Era «puro» campo y el reloj marcaba las seis de la mañana. No había nadie. La chica contó en el juicio que la violaron cuatro individuos de manera «muy rápida». No pudo verles las caras porque le obligaron a que se girara y se bajara los pantalones. Solo vio el volante del vehículo.
La Audiencia de Palma ha condenado a los agresores a 13 años y medio de cárcel a cada uno y a que indemnicen a la víctima con 50.250 euros por daños morales y lesiones. Uno de los agresores aseguró que las relaciones fueron consentidas. El caso ocurrió el 18 de junio de 2016. La sentencia considera probado que fueron tres los que participaron en la violación: los dos procesados y un tercer individuo que no ha sido identificado. Todos ellos salieron de un bar de copas del Marítimo y se ofrecieron a llevar en coche a dos jóvenes que acababan de conocer para dejarlas en sus domicilios. Las chicas accedieron y una de ellas se quedó dormida nada más entrar en el vehículo. El conductor cambió de dirección y en la rotonda del Camí de Génova se dirigió hacia un camino de tierra, donde se produjo la agresión sexual. La joven tuvo miedo pero, según recoge la sentencia, «pensó que era mejor no ir de víctima para que no le pegaran. Tampoco les gritó, sólo dijo que no antes de que le tocaran y después ya no dijo absolutamente nada».
La resolución añade que «cuando le mandaron bajarse los pantalones se quedó en blanco y con miedo a que le hicieran algo peor. De hecho, mientras la penetraban manifestó que no miró a la cara a ninguno, que sólo podía mirar al volante. No opuso resistencia porque después de escuchar a uno de los acusados decirle o tu amiga o tú, sabía que iba a pasar sí o sí. Se sentía amenazada y coaccionada».
El apunte
La víctima simuló que llamaba a su madre por teléfono para que los agresores pararan
La víctima aprovechó que los agresores se apartaron para simular que hablaba con su madre y conseguir que pararan. «Mami, mami. ¿Lo has escuchado?». La joven les dijo que la llevaran a casa o tendrían un problema. Los acusados creyeron que la llamada era real y se subieron al coche para acercarlas hasta el domicilio de la perjudicada. A continuación las dejaron en una acera cerca de la vivienda y se marcharon. Los procesados declararon que la denunciante se inventó los hechos porque llegaba tarde a casa.