Consiguió esquivar a la Guardia Civil durante casi cinco meses. El tiempo que transcurrió desde que el pasado junio le denunció una joven turista española por una presunta agresión sexual en Santa Ponça hasta que fue arrestado en noviembre en el aeropuerto de Palma cuando se disponía a abandonar la Isla. Días después el acusado, de 23 años, quedó en libertad por orden del juez, pero se quedó sin pasaporte. Y sin el trabajo que le esperaba en Andorra.
Este lunes a mediodía, casi dos meses después, se presentó en Vía Alemania para pedirle a la Policía que lo detuvieran, ya que lleva días «sin dinero ni comida» y se encuentra solo en la Isla. «Prefiero que me metan preso antes que vivir en la calle», explicó, según testigos de lo ocurrido, a los vigilantes de seguridad, con los que forcejeó antes de ser desalojado de las instalaciones al no poder atender los trabajadores sus peticiones.
Denuncia
El suceso que acabó con su arresto se remonta al pasado mes de junio. El chico conoció a una turista española en Santa Ponça y según la versión de la perjudicada fue agredida sexualmente por el joven. La víctima denunció los hechos ante la Guardia Civil y aportó datos del sospechoso. Los agentes consiguieron identificar al presunto violador, pero no consiguieron detenerlo hasta casi cinco meses después en el aeropuerto de Palma cuando se disponía a abandonar la Isla con destino a Andorra, donde iba a trabajar durante la temporada de invierno. Cuando fue puesto a disposición del juzgado de guardia, se ordenó su libertad a la espera de juicio, pero se le requisó el pasaporte para que no abandonara Mallorca. El lunes a mediodía acudió a los juzgados para pedirle a la Policía que lo detuvieran y así «tener un techo». Los vigilantes le explicaron que allí no podían ayudarle. Al ser invitado a abandonar las instalaciones forcejeó con ellos. Tras esto acabó marchándose sin su objetivo de ser detenido.