La mujer que lleva cuatro años atacando a curas y feligreses en iglesias católicas de Palma ha vuelto a ser detenida por la Policía Nacional. A Merlinda, una cubana de 49 años, la acusan de romper las órdenes de alejamiento de los templos y de colorarse en una misa y hostigar a los asistentes. La mujer ya acumula 9 detenciones y 40 denuncias, y ayer por la tarde pasó a disposición judicial en Vía Alemania. En la tarde del jueves se coló en la iglesia de Sant Sebastià, a pesar de que tiene una orden judicial que le impide acercarse a ese templo, y comenzó a hostigar a todos los presentes, profiriendo proclamas sin sentido y referencias al demonio. Fue detenida y quedó en libertad.
Al día siguiente, por la mañana, una patrulla del 091 la detectó junto a la iglesia de Sant Felip Neri, de donde también tenía una orden de alejamiento de 500 metros. Fue arrestada de nuevo y ayer por la tarde pasó a disposición judicial, en Vía Alemania. En noviembre pasado, agentes de la Policía Nacional detuvieron a la mujer, por agredir a dos sacerdotes cuando se encontraban en sus respectivos templos. Las agresiones se produjeron en las iglesias de Caputxins y Sant Sebastià de Palma. La mujer fue acusada de un delito contra los sentimientos religiosos y lesiones. Las agresiones se produjeron los días 8 y 12 de noviembre.
El primero de los episodios violentos tuvo lugar junto al convento de Caputxins donde un sacerdote –de 86 años– salía del centro de culto y fue abordado por la sospechosa que, sin mediar palabra y por la espalda, le propinó varios puñetazos y lo tiró al suelo. Acto seguido, comenzó a abofetearle. El segundo caso denunciado se produjo en la iglesia de Sant Sebastià, donde la perturbada accedió al interior de la parroquia y asestó varios golpes al sacerdote. En otra ocasión, la Policía Local la identificó porque había atacado a una sacristana. La mujer tiene auténtica obsesión con los católicos.
El apunte
«Sois hijos de demonios», gritaba la mujer, que tiene fijación con las iglesias
La acusada es extremadamente violenta y en sus últimas irrupciones en misas católicas ha insultado a los feligreses y les ha espetado: «Sois hijos de demonios». Los investigadores creen que sufre un fuerte trastorno psicológico y que debería estar ingresada en un centro especial, ya que temen que algunos de sus ataques a sacerdotes de avanzada edad pueda tener graves consecuencias para las víctimas. «Tiene mucha fuerza y se pone muy violenta, un día puede ocurrir una desgracia», apuntó una fuente policial.