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El velero con hachís cambió de nombre y pabellón tras otro alijo en 2020 en aguas de Cabrera

Desde entonces la Policía Nacional y la Agencia Tributaria la habían sometido a estrecha vigilancia

Agentes de la Policía Nacional y de la Agencia Tributaria junto a los fardos y, al fondo, el velero. | Alejandro Sepúlveda

| Palma |

Repostó en Port Adriano, el viernes día 19, y a continuación puso rumbo hacia aguas de Cartagena. La Policía Nacional de Palma y la Agencia Tributaria, en una operación conjunta, han interceptado al velero Floriana con 4.760 kilos de hachís que acababa de cargar frente a Murcia. Se trata de uno de los principales alijos de los últimos años. La embarcación no amarraba en puertos deportivos de Mallorca para eludir el control policial. Fondeaba, en cambio, en aguas abiertas y así los narcos pensaban que era más complicado que fueran detectados. Pasó un tiempo en aguas de Santa Ponça, ultimando la operación, y la semana pasada zarpó en dirección al estrecho de Gibraltar. A bordo iban dos ciudadanos búlgaros, viejos conocidos de la Policía Nacional. La misión era trasladar a las costas españolas, por vía marítima, importantes cantidades de droga. El Floriana, con pabellón de Polonia, se había cambiado el nombre. En 2020 era Salacia y pertenecía a Países Bajos. La cuestión era dificultar su rastreo y confundir a los investigadores, extremo que no consiguieron.

Lo que no sabían los narcos es que tras ellos estaban el Grupo I y II de Estupefacientes, pertenecientes a la YDYCO de la Policía Nacional de Palma, y el Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA), de la Agencia Tributaria. Siguieron al velero por mar y aire, sin que los tripulantes lo detectaran, y a última hora del 20 de noviembre los ‘espías' confirmaron que dos semirrígidas se aproximaban al Floriana, para suministrarle la droga cargada en el norte de África. Fue entonces cuando se precipitaron los acontecimientos. El patrullero Abanto, de Vigilancia Aduanera, lo abordó a 70 millas al sureste de Cartagena y en una operación relámpago redujeron a los dos tripulantes, que no tuvieron tiempo de reaccionar ni de deshacerse de la droga. Junto a ellos, amontonada en fardos, había 4.760 kilos de hachís.

El año pasado se vio implicado en otro alijo, esta vez en aguas de Cabrera

El pasado 26 de marzo, el barco Phase One navegaba a 80 millas al sur de Mallorca, en aguas de Cabrera, cuando fue abordado por la embarcación Paíño, de Vigilancia Aduanera. En su interior había 4,2 toneladas de hachís y fueron detenidos dos búlgaros. Por entonces, el velero Salacia (luego bautizado como Floriana) esperaba en las inmediaciones, para encontrarse con el Phase One y supuestamente hacer el transbordo de droga. Cuando supieron que sus compañeros estaban detenidos, los tripulantes zarparon en dirección este, discretamente y sin llamar la atención.

Ese detalle no pasó desapercibido por los investigadores, que tenían controlada toda esa área y repararon en la extraña maniobra del Salacia. Además, poco después cambió de nombre y de pabellón, lo que disparó las sospechas. Tanto el hachís como la marihuana se han consolidado como las drogas de moda en Mallorca en los últimos años. Los beneficios que obtienen los clanes son muy elevados y las penas de cárcel a las que se enfrentan son ridículas, lo que impulsa a que muchos pequeños traficantes se sumen al negocio.

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