Sólo superado en poder por el sanguinario Pablo Escobar, el capo colombiano Otoniel era considerado hasta hace unos días el mayor narco del mundo. Su caída ha revelado, además, que estaba detrás del envío a Galicia en 2019 de un narcosubmarino cargado con 3.068 kilos de cocaína. Y que, entre sus miles de secuaces, figura un vecino de Son Ferriol de 29 años que fue arrestado cuando se descubrió el sumergible y sigue aún en prisión.
Otoniel, cuyo nombre real es Dairo Antonio Úsuga David, ascendió al poder en 2012, tras la muerte violenta de su hermano Juan de Dios Úsuga, alias Giovanny. Controlaba el 80 por ciento de la cocaína que llegaba a Europa, lo que le convertía en el mayor narco del mundo. Y el más temido. Durante años la agencia antidroga norteamericana (DEA) lo incluyó en su lista de los más buscados y se ofrecieron millones de dólares de recompensa por una pista que permitiera llegar hasta él.
Pero Otoniel era tan escurridizo que parecía un fantasma, casi una sombra que siempre escapaba a las redadas de la policía colombiana. Al menos hasta el sábado pasado. 500 soldados y 22 helicópteros asaltaron un poblado rural de Antioquía, en Colombia, y consiguieron capturarlo. Dormía entre colchones especiales, por sus problemas de espalda. En el helicóptero que le trasladaba al penal, rodeado de militares armados, fue fotografiado sonriente. Tranquilo. Con una mueca que helaba la sangre.
Además de inundar Estados Unidos con toneladas de coca, a Dairo Antonio Úsuga se le ocurrió la idea de crear una ruta marítima entre América, África y Europa, a través de Canarias. Y utilizó narcosubmarinos casi indetectables. Como el que se hundió en la Ría de Aldán, en Pontevedra, el 24 de noviembre de 2019. Cargado de miles de kilos de polvo blanco. Es aquí donde aparece la conexión mallorquina con Otoniel.
Un vecino de Son Ferriol que ahora tiene 29 años, natural de Vigo, y que en Palma vivía en una planta baja junto a su novia, fue designado por la organización para que coordinara la descarga de la droga, junto a otro narco de Lleida.
Albañil
En la Isla pasó desapercibido y no llamó la atención de los expertos antidroga. El golpe que estaba en marcha era demasiado importante para cometer un error. Trabajó en tiendas de ropa y después ejerció de albañil, mientras en secreto chateaba con su padre y planificaba el desembarco de la cocaína en Galicia. El piloto del sumergible, además, era su mejor amigo.
Entre el 21 y el 23 de noviembre viajó a Vigo, para ultimar los detalles finales, pero un día después todo se torció. El 2 de diciembre fue apresado cuando iba a tomar un avión en el aeropuerto de Valencia, con destino a Mallorca, y desde entonces continúa en la cárcel. Aunque era su jefe, no sabía que Otoniel se escondía a 8.205 kilómetros, en la selva. Amasando su imperio.