Hace siete meses un alto funcionario de la capital ya presentó una denuncia por los supuestos excesos laborales del jefe de los Bomberos de Palma, que ahora ha sido cesado por Cort. Según el escrito, Rafel Ferrer instauró un régimen de terror «mediante la sistemática apertura de expedientes disciplinarios por nimiedades».
La denuncia se entregó en el Área de Seguretat Ciutadana, dirigida a la regidora, y en ella se alertaba de una serie de irregularidades muy graves que estaban ocurriendo en el parque central desde la llegada del nuevo jefe de Bomberos, que había sustituido a Manuel Nieto. Según el alto funcionario, las decisiones de Ferrer «podrían ser constitutivos de infracción disciplinaria, eventual infracción penal y ponen en peligro la seguridad física, psíquica y social del conjunto de los Bomberos».
En el escrito se concluía que «el señor Ferrer ha establecido un umbral de exigencia en el Cuerpo de Bomberos tan elevado que nadie, ni él mismo, puede cumplir». Y relata episodios que «vulneran sistemáticamente la legalidad y desprecian los derechos más básicos», como por ejemplo un contrato «verbal» con una empresa de reciclaje o la desaparición de material contra incendios. Asimismo, se relata que durante un temporal «el señor Ferrer desarrolló tareas de intervención sin la protección de equipos de protección individual, contraviniendo las mínimas y elementales normas de prevención de riesgos laborales». Ese mimos día, supuestamente por la negligente actuación del director, un vehículo particular sufrió graves daños. El escrito alude a la instalación de un contenedor en una zona de retranqueo en el parque o la continua «revelación de secretos» de los expedientes.
El apunte
Mensajes subidos de tono en grupos de trabajo
La denuncia del alto funcionario explica que el director de los bomberos supuestamente consintió que en un grupo de trabajo se colgaran mensajes subidos de tono como el siguiente, escrito por una chica: «La diferencia entre un mosquito y yo es que cuando me pegan yo sigo chupando».