Tres agentes de la Policía Local de Calvià cruzaban este viernes en fila por la pasarela de la playa de Magaluf como si fueran los Beatles en la portada de Abbey Road. La presencia policial en las playas de Palmanova, Peguera y Magaluf es permanente en la temporada de verano. Los agentes han erradicado la venta ilegal de fruta y también los servicios de masajistas orientales. «Cuando estamos nosotros aquí no hay perdón», dice uno de los nueve efectivos que pertenece a la Unidad de Playas de la Policía Local de Calvià.
El último frutero ambulante ha sido neutralizado por los policías, que lo han denunciado once veces en las últimas dos semanas. Las multas por la venta ambulante no autorizada en el espacio público ascienden a 600 euros.
El último del clan
La última vez que lo identificaron y sancionaron fue hace dos semanas. Iba con una cesta de plástico negra repleta de piñas, cocos y sandías. Desde entonces no ha vuelto a aparecer por las playas de la localidad. «Es el último del clan familiar y, a veces, venía con la mujer. Vende fruta sin guantes, sin ningún tipo de control de sanidad y no presenta facturas de compra», cuenta uno de los policías que lo ha expulsado de la playa en numerosas ocasiones. Tarjeta roja.
«Esto de la venta de fruta ha pasado a la historia aquí en Calvià. La gente se sensibiliza porque nosotros estamos aquí siempre. Si algún día vende alguno, bueno, que venda, pero a los 10 minutos estamos aquí». Los agentes de la Unidad de Playas de la Policía Local de Calvià empezaron la temporada el pasado 1 de junio y permanecerán hasta el próximo 31 de octubre.
El servicio empieza a las 10.00 horas a pie de playa. Los policías contactan con la concesión por si se ha producido alguna novedad o incidencia. También hablan con los comerciantes por si han atendido a clientes problemáticos o etílicos.
Los agentes han realizado este verano cerca de 100 identificaciones por prevención de hurtos. Las presión policial y las altas temperaturas de los últimos días han asfixiado a los delincuentes de las playas. Apenas quedan carteristas. «Informamos a los bañistas para prevenir hurtos y les recomendamos que no contraten servicios de masaje ni compren fruta. Hemos notado un descenso de la delincuencia».
Los policías, a principios de agosto, tuvieron que intervenir en la expulsión de un turista británico que destrozó la habitación de un hotel de primera línea e increpaba a trabajadores y clientes.
Ayer por la mañana, en la playa de Magaluf, no había ni rastro de vendedores ambulantes de fruta, masajistas o carteristas. La Unidad de Playas de la Policía Local da por erradicada la venta ilegal de fruta. «Cuando estamos nosotros aquí no hay perdón».