Agentes de la Guardia Civil, en una operación conjunta con la Policía Nacional, han desmantelado una organización criminal asentada en Mallorca compuesta por individuos de origen colombiano y dedicada, presuntamente, al tráfico de estupefacientes. Un total de quince personas han sido detenidas, que se suman a otros 33 arrestos llevados a cabo en fases anteriores de la misma investigación.
Las gestiones policiales tuvieron su origen en las pesquisas que, desde inicios de 2020, se venían desarrollando sobre un grupo criminal asentado en Palma, formado por ciudadanos españoles y colombianos dedicados a introducir importantes cantidades de cocaína procedente de Países Bajos.
Aquellas gestiones permitieron acreditar la existencia de una rama dedicada al tráfico ilícito de vehículos, que dio origen a un procedimiento llevado a cabo por delitos de falsedad documental y contra el patrimonio, y que fue desarticulada en una primera fase de explotación que dio como resultado la detención de 19 personas y la intervención de un arma de fuego, 63 vehículos de alta gama, ocho equipos de diagnosis con los que modificaban los datos de los vehículos sustraídos, 45 pares de placas de matrícula, fichas técnicas y permisos de circulación manipulados, además de material para llevar a cabo los robos.
Para todo ello se contó con la colaboración de Europol y de las policías de países como Rumanía, Irlanda, Alemania, Suiza, Italia, Francia y Portugal. Por otro lado, se inició una pieza separada por los delitos de tráfico de drogas y blanqueo de capitales.
Posteriormente, se procedió a la explotación operativa parcial de la siguiente fase, culminada con la detención de catorce de los investigados, asentados en Baleares.
La línea de investigación desarrollada por el delito de tráfico de drogas permitió detectar, a principios de este año, que la organización establecida en Palma de Mallorca contaba con una rama asentada en la provincia de Madrid, dedicada al tráfico de drogas, presumiblemente cocaína, y cuyos responsables contarían, a su vez, con contactos en Países Bajos, desde donde se proveerían de sustancia estupefaciente con destino a la península y a las islas.
Con esta información, se llevó a cabo la explotación operativa de la última fase de la operación, con la detención de los miembros de la red afincada en Madrid. Uno de ellos se había revelado como uno de los personajes más destacados de la organización afincada en Madrid, confirmándose que eran varios los interlocutores que le daban novedades de las actividades delictivas que llevaban a cabo.
La investigación de esta rama tuvo su origen tras identificar que, su entonces lugarteniente, había sido «víctima» de un presunto «vuelco» en Países Bajos.
Por otro lado, este último individuo, además de las actividades de tráfico de drogas que venía desarrollando, también se desenvolvía en ambientes criminales vinculados a oficinas de cobro o ajustes de cuentas, y se acreditó su intención de «atrapar a un man», hechos que finalmente no se llegaron a materializar, con toda probabilidad, al sentirse observado por los investigadores, lo que habría frustrado las imprevistas e irreparables consecuencias para las posibles víctimas.
También se confirmó la actividad de distribución de la cocaína, en un escalón inferior, desarrollada por una pareja que estaba al cargo de un laboratorio clandestino de adulteración y corte de clorhidrato de cocaína, desmantelado con las entradas y los registros practicados. Igualmente, los agentes pudieron acreditar la participación en ese tráfico de estupefacientes de su socia y mano derecha.
Por último, la última fase de la investigación permitió desarticular un punto de distribución en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz, a cuyo cargo se encontraba otro de los detenidos, quien viajaba habitualmente a Países Bajos al ser la persona de la organización que contaba con los contactos y proveedores necesarios en aquel país para desarrollar la actividad de tráfico de drogas.
Además, se estaría ocupando actualmente de la venta a mediana y pequeña escala de sustancia estupefaciente desde el punto desmantelado en Torrejón de Ardoz, para lo cual se valía de una red de vehículos VTC que utilizaba para la distribución de un notable elenco de drogas, como la cocaína rosa, MDMA, cristal, ketamina, viagras o marihuana, entre otras, con el fin de salvar de alguna manera las restricciones de movilidad provocadas por la pandemia.
Con todos estas gestiones, se llevaron a cabo varios registros domiciliarios en las localidades madrileñas de Leganés, Torrejón de Ardoz y Madrid, y en el municipio toledano de Illescas, que sumados a los realizados en las fases anteriores, resultaron ser 35 distribuidos en ocho provincias diferentes (Alicante, Badajoz, Baleares, Córdoba, La Coruña, Madrid, Toledo y Valencia), culminando con la detención de 15 personas, una de ellas en Palma de Mallorca, que se sumaban a las 14 detenciones practicadas anteriormente en la isla en relación a la rama detectada en Baleares, y a las 19 detenciones practicadas por toda la península en relación a la red dedicada al tráfico ilícito de vehículos.
Anteriormente, se había procedido igualmente al bloqueo de decenas de propiedades inmobiliarias y empresa que conformaban el entramado criminal. Con estas 15 detenciones llevadas a cabo durante esta última fase, los arrestos suman un total de 48.
Han sido intervenidos grandes cantidades de cocaína, ketamina, marihuana, anfetaminas, MDMA en roca, cocaína rosa «2CB», prensa, planchas y útiles para el corte, transformación y adulteración de la sustancia estupefaciente, además de un vehículo.