–La primera vez que vi al acusado fue en San Juan de Dios en 2011. Yo pregunté a mi abuela cómo estaba lo de mi padre y me remitió al asesor fiscal. Le llamé en 2015 y me citó en un bar de la plaza España. Yo iba muy nervioso y pedí a mi abuelo que me acompañara. El bar se convirtió en un despacho de abogados.
–¿Esperaba esa escenografía?– preguntó ayer el fiscal Jaime Guasp al hijo de la víctima.
–Para nada. Yo había quedado con él en un bar con la intención de informarme sobre la situación de mi padre. El acusado me empezó a decir que yo nunca había estado con él. Fue un ataque constante.
Querella
Juan Antonio C., el asesor fiscal que fue juzgado este jueves en la Audiencia de Palma por supuestamente estafar a un amigo incapacitado y apropiarse de su empresa, se negó a declarar. El hijo de la víctima, que fue quien interpuso la querella, contó que tenía buena relación con su padre y que está seguro que el hecho de que pusiera a su abuela como heredera no fue una decisión del hombre, que falleció en 2017 tras sufrir un derrame cerebral en 2011.
Una doctora que atendió al fallecido explicó que no tenía capacidad de decisión sobre la venta de una empresa. «No podía abordar cuestiones de complejidad», aseguró. El notario al que acudió la víctima para otorgar el testamento manifestó que el perjudicado «sabía las consecuencias económicas y jurídicas de lo que hacía».
El fiscal pidió tres años de cárcel por estafa. La sociedad que supuestamente se apropió era propietaria de un local valorado en más de 50.000 euros. El juicio quedó visto para sentencia.