El 5 de agosto de 2016, una menor que trabajaba en una tienda de sa Ràpita fue a preparar una habitación del hostal de su jefe que se encuentra en la parte superior del comercio. Allí coincidió con un hombre que trabajaba en el restaurante del mismo dueño. «Me dio un abrazo y me metió la mano por la parte trasera del pantalón, me besó y le empujé», explicó la joven, que ya es mayor de edad, en el juicio celebrado en una sala del Juzgado de lo Penal número 2 de Palma.
La chica declaró entre sollozos que se quedó en shock y que quería vomitar. «Me metió la lengua hasta la campanilla. Me quedé en la habitación traumatizada intentando asimilar lo que había pasado. Se lo comenté a la jefa y me dijo que no dijera nada de todo esto».
La Fiscalía reclama una condena de dos años de cárcel para el acusado por un presunto delito de agresión sexual y que indemnice a la víctima con 2.000 euros por los daños morales ocasionados.
El hombre negó todo. Relató que aquel día una compañera pidió a la chica que le ayudara a llevar una cama de una habitación a otra. «Ella empezó a hacerme preguntas personales. Me preguntó dónde vivía, si estaba casado y si tenía coche. Yo le dije que era muy mayor para ella y lo hice de forma tajante. Cogía demasiadas confianzas. Creo que cuenta todo esto porque está resentida».
El acusado añadió que en una ocasión ella se le abalanzó y se le colgó del cuello. «Yo la evitaba en todo momento». La joven, que declaró en el juicio a través de un biombo para no ver al hombre, negó que realizara preguntas personales al procesado.