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Juicio a un buzo por desafiar a la Guardia Civil en la Reserva Marina de Llevant

El hombre, de 68 años, practicaba submarinismo en una zona restringida sin autorización

Imagen de archivo de una lancha de los GEAS de la Guardia Civil. | Arguiñe Escandón

| Palma |

Un buzo irá a juicio por desobedecer a la Guardia Civil en la Reserva Marina de Llevant. El acusado, español de 68 años, se dirigió a los agentes que le pidieron que les entregara la documentación y les dijo: «Yo no voy a ir a ningún sitio, que vaya vuestra madre». La Fiscalía pide nueve meses de prisión para el hombre por un delito de desobediencia grave.

Los hechos se remontan a las 15.00 horas del 29 de julio de 2018. El hombre se encontraba buceando en la Reserva Marina de Llevant y utilizaba una embarcación sin disponer de autorización administrativa para realizar actividades subacuáticas en el lugar. Dos agentes le solicitaron la documentación y le informaron de que carecía de autorización para bucear allí.

El 9 de agosto, sobre las 10.00 horas, el acusado regresó a la Reserva Marina a practicar buceo, según la versión del ministerio público. Los agentes de la Guardia Civil le informaron otra vez de que carecía de autorización administrativa y el buzo les respondió: «Yo puedo hacer lo que a mí me dé la gana. Llevo toda la vida haciéndolo y nunca me han parado. Y vosotros no sois quién para impedírmelo».

El 23 de agosto, alrededor de las 11.00 horas, volvió a la Reserva Marina e hizo submarinismo, por lo que la Guardia Civil le requirió para que acreditase si había subsanado las infracciones anteriores. El procesado volvió a contestar: «Ya me habéis parado dos veces, iros a tomar por culo» y propinó una fuerte patada a la barca de los agentes, que le solicitaron de nuevo la documentación. El hombre se rio y manifestó: «La tengo y no pienso dárosla. Y no voy a ir a ningún sitio, que vaya vuestra madre». El acusado arrancó su embarcación y abandonó el lugar pero, finalmente, fue detenido.

«Ni os acerquéis a mí, no vayáis a tocar mi embarcación»

La última vez que los agentes de la Guardia Civil le requirieron la información, el buzo se dirigió desafiante hacia ellos: «Ni os acerquéis a mí, no vayáis a tocar mi embarcación y me rompáis mis cosas, inútiles», les dijo a los agentes tras propinar una fuerte patada frontal a la lancha de la Benemérita.

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