Tenía dificultades para continuar la marcha Del Güell a Lluc a Peu, el 4 de agosto de 2019, porque sufría calambres en las piernas. La joven se subió a un coche escoba que la trasladó hasta un centro de avituallamiento cercano. Un voluntario de Protección Civil la atendió y le ofreció un masaje para descontracturar los músculos. «Cerró la cremallera de la carpa y me masajeó la ingle. Le dije que esa zona no me dolía, pero me apartó el pantalón y me empezó a masajear la zona íntima. Le dije que me escocía el Reflex y me contestó que era normal», relató ayer en el juicio.
La chica salió de la carpa y rompió a llorar. Una voluntaria de Protección Civil la vio y le preguntó qué le ocurría. «Le expliqué lo que pasó y me propuso que denunciara en la Guardia Civil. Yo no quería porque tenía la sensación de que nadie me iba a creer», dijo la joven, que acude al psicólogo a raíz de estos hechos.
Masaje
El acusado negó los supuestos abusos sexuales. «Le pregunté si era la primera vez que le hacían un masaje y me dijo que no, que estaba acostumbrada porque era deportista. Le di un masaje para relajar el músculo y suavizar el dolor. Me dijo que le dolían las piernas, desde las rodillas hasta los abductores».
El hombre apuntó que le preguntó en todo momento cómo se encontraba para que se sintiese cómoda. «Yo sé hasta dónde puedo llegar. No llegué a la zona genital, para nada. No sé por qué contó esto, no lo entiendo».
La Fiscalía reclama una condena de tres años de prisión para el hombre por un presunto delito de abuso sexual y que indemnice a la víctima con 1.000 euros por los daños morales ocasionados.
Compungida
La voluntaria de Protección Civil que habló con la joven después de lo sucedido declaró ante la juez que no tenía constancia de que se hicieran masajes allí. «Yo me estaba escaqueando de recoger y vi a la chica sentada en una silla. Pensé que estaba mal y le pregunté qué le pasaba. Al insistirle un poco me dijo que le habían tocado en un sitio donde no quería que le tocaran, estaba muy compungida». La testigo negó que le instara a poner la denuncia en la Guardia Civil.
Una compañera del procesado dijo que es necesario hacer un masaje cuando alguien llega en esas condiciones. La mujer relató que la chica salió contenta después del masaje y que se alegró de verla «mucho mejor».
Otra compañera del hombre manifestó que es normal que diera masajes a los marchaires por su experiencia y que ella entró en varias ocasiones a la zona donde estaba la camilla para coger líquido con romero para relajar los músculos.