Los trabajadores del supermercado Preti de Son Rapinya estaban a punto de bajar la persiana cuando un atracador vestido de blanco entró con una pistola en el establecimiento. Eran las 22.38 horas del pasado 25 de enero. El asaltante, que llevaba el rostro tapado la capucha de pelo de la cazadora y mascarilla, pidió a dos de las trabajadoras que le entregaran los móviles y el dinero de la caja. Las mujeres, «sumidas en el terror generado por el acusado», según el relato de la Fiscalía, le dieron sus teléfonos y el sospechoso escapó.
El Grupo de Atracos de la Policía Nacional detuvo al delincuente, que cuenta con múltiples antecedentes, en el interior de su vehículo. Los agentes le intervinieron varias bridas negras en su poder.
El ministerio público reclama una condena de cuatro años y medio de cárcel para el acusado y que indemnice con 1.500 euros por los daños morales ocasionados a cada uno de los tres perjudicados.
El atraco se produjo en un supermercado situado en el Camí de Son Rapinya. El atracador, aprovechando que una de las empleadas del establecimiento levantó la persiana para salir, la empujó hacia el interior apuntándole con una pistola y gritándole «atrás, atrás». El joven, de 31 años y nacionalidad española, bajó la persiana y, una vez dentro, se dirigió al propietario del local y le pidió que le entregara el móvil. El hombre, «presa del miedo», se atrincheró en el baño del supermercado.
El acusado empezó a golpear la puerta de cristal de la oficina, donde se habían escondido dos empleadas, hasta que consiguió romperla. A continuación, exigió a las trabajadoras que le dieran sus móviles y dinero de la caja. Las mujeres le entregaron sus teléfonos y el delincuente huyó.
La Policía Nacional detuvo poco después al atracador y recuperó los dos móviles. El juez en funciones de guardia decretó el ingreso en prisión del joven, que sufre una grave adicción a las sustancias estupefacientes.