Llevaba tiempo haciéndolo, pero no fue descubierto hasta el 12 de mayo de 2018. Ese día, en una conocida tienda de un centro comercial de Palma, grabó de probador a probador con su teléfono móvil a una chica que se estaba desvistiendo. Esta se dio cuenta, dio la voz de alarma y el joven acabó detenido. En su teléfono guardaba vídeos de decenas de mujeres que no llegaron a denunciar.
Este lunes, en un juzgado de lo Penal, el acusado, de 27 años, admitió los hechos a través de videoconferencia, ya que en la actualidad vive en la Península. Se declaró culpable de un delito contra la intimidad y aceptó un año de prisión y el pago de una multa de 1.080 euros. Asimismo indemnizará a la perjudicada en la cantidad de 300 euros.
Los hechos se remontan al 12 de mayo de 2018. El procesado se encontraba en una tienda de un conocido centro comercial de Palma. Se metió en un probador. Esperó y una chica entró al de al lado. En el momento en el que la joven se quitaba las prendas, el acusado estiró el brazo, móvil en mano, y empezó a grabar la escena. El plan se fue al traste cuando la perjudicada vio el teléfono. Alarmada, avisó a un vigilante y este a la policía, que arrestó al joven. Posteriormente se supo que el imputado guardaba en su teléfono decenas de vídeos de chicas que nunca denunciaron.
Inicialmente la Fiscalía solicitaba para el acusado dos años de prisión. Tras un acuerdo de conformidad, la pena quedó fijada en un año y una multa de 1.080 euros además del pago de 300 euros a la chica en concepto de responsabilidad civil. La condena quedó suspendida por un plazo de tres años.